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Por Antonio Renard

El pasado 11 de noviembre se celebró en Paris el centenario del armisticio que dio fin a la Primera Guerra Mundial. Este conflicto interimperialista llevó a la tumba a millones de personas, fundamentalmente obreros y trabajadores que alimentaron esta fábrica de muerte. Las consecuencias de esta guerra fueron muchas, entre ellas el nacimiento del primer estado obrero de la historia de la Humanidad. El mapamundi también fue una vez más rediseñado por los nuevos vencedores para hacer pagar a los vencidos su derrota.

Pero una de las consecuencias más difíciles de avalar para la vieja Europa fue el hecho que los Estados Unidos de América se perfilaban ya como la primera potencia mundial, dejando a la Gran Bretaña y a Francia como potencias de segundo orden. La Segunda Guerra Mundial vino a reafirmar este rol de nuevo gendarme mundial de los yanquis. Este hecho no solo fue el producto de su predominante potencia militar y logística sino también el fruto del pacto con el régimen burocrático de Josef Stalin que se concretaron en los tratados de Yalta y Postdam. Las burguesías europeas occidentales evitaron así que un escenario como el de noviembre de 1917 se repitiera, pero esta vez con la colaboración de los partidos comunistas del área.

La OTAN madre de todos los tratados

Luego de la guerra y para contrarrestar el pacto de Varsovia donde los estados obreros burocratizados nacidos después de la guerra se agruparon bajo la égida de la URSS, las potencias imperialistas occidentales lo hicieron bajo el pacto que dio origen a la OTAN.

Esto lo permitió a los E.EU.U. aumentar su presencia militar en el continente y en otros lugares estratégicos. Estas bases continúan en este momento en operación y han sido importantes para las diferentes intervenciones militares de los yanquis.

Luego de la desaparición de la URSS y de los Estados obreros del este de Europa

Pero las contradicciones no han faltado a lo largo de las ultimas seis décadas. Los roces entre los países imperialistas llevaron por ejemplo al alejamiento de Francia bajo el gobierno del general De Gaulle debido a la negativa de instalar armas nucleares yanquis en su territorio y el abandono del comando conjunto de la alianza. Esta negativa motivó el traslado de la sede a Bruselas y el principal mando cerca  de Mons en el mismo país.  Los franceses volvieron a integrar los comandos de la OTAN bajo el gobierno de Sarkozy.

En las últimas décadas varias intervenciones no han sido seguidas por el conjunto de los miembros de la OTAN. La intervención en Iraq por parte del gobierno de Bush hijo o la de Francia e Inglaterra en Libia son una pequeña muestra del permanente tira y encoge entre los miembros de la alianza que reflejan en si las contradicciones económicas y políticas.

Luego de la inauguración de las nuevas instalaciones de la organización, el presidente Trump ya dibujaba la línea conductora de la política de defensa estadounidense con respecto al tratado. En ese momento exigió que los países miembros deberían aumentar su presupuesto de defensa. Esta demanda fue repetida en el mes de julio del presente año luego del festejo del 70 aniversario del tratado, pero esta vez de manera más ofensiva a lo cual los gobiernos no tuvieron más remedio que hacer señas de mejoramiento del presupuesto. En las ultimas semanas, el gobierno belga viene de cerrar un trato para renovar su flotilla de aviones de combate por unos F35 de fabricación estadounidense. Esto vino a agriar el ambiente entre los belgas y los franceses que querían hacerse de ese jugoso contrato de 3,5 millardos de euros al querer vender sus Rafale. Pero el problema no es solo monetario también es estratégico. Al optar Bélgica por estas aeronaves, se desvanecen las posibilidades de crear una fuerza militar independiente de los yanquis. De esta manera también el gobierno belga se convierte en un buen alumno y engrosa los bolsillos de la industria militar yanqui, primera del planeta.

¿El Ejército unificado, una quimera electoral?

El proyecto político económico de la UE ha servido para que las potencias hegemónicas en su seno hayan logrado hacer jugosas ganancias al pasar a la moneda única. El euro se ha transformado en un elemento de dominación en la Unión y los países más débiles han pagado con creces los préstamos a través de salvajes planes de austeridad y de intervenciones de la troika como en el caso de Grecia.

Pero esa misma “unidad” no se logra en el plano militar. El reciente llamado del presidente Macron no es el primero en esa dirección. En el pasado, bajo diversos nombres e iniciativas que han quedado en un proceso de intenciones, se han esbozado proyectos de un mando conjunto, pero no ha llegado a más por el momento. Solo 10 000 soldados de la UE se encuentran en misiones en el extranjero sobre un total de casi dos millones de efectivos. Las operaciones recientes como Serval, lanzada por el gobierno de Hollande en Mali, no ha contado que con el tímido apoyo de Alemania que le ha brindado aviones para el transporte.

Las operaciones en Siria e Irak no han movilizado más que a una minoría de países, sin pasar forzosamente por una discusión centralizada en algún órgano europeo.

La crisis en Ucrania puso en evidencia con mayor dramatismo esta disparidad de criterios entre los 27 países miembros de la UE. Esta crisis fue aprovechada por los yanquis que han realizado ejercicios militares de la OTAN en Polonia cerca de la frontera común. Como consecuencia del regaño de Trump , el gobierno de derecha polaco encabezado por Andrezj Duda viene de concluir un acuerdo de cerca de 3,8 millardos de euros para comprar armamento yanqui. Asimismo, están negociando la construcción de una base permanente en suelo polaco con un costo cercano a los dos millardos de euros.

En el mes de mayo se van a producir las elecciones para el Parlamento Europeo. Este momento de campaña no declarada ha sido aprovechado por Macron para tratar de relanzar su popularidad fuertemente deteriorada por el fiasco de su política económica pro millonarios y de sus derivas autoritarias. El escandalo de este verano, donde un personaje oscuro salido de su entorno cercano participó en un operativo policial sin estar acreditado pero siendo lo más grave la golpiza y brutalidad demostrada por este gorila en contra de unos manifestantes luego de la manifestación del primero de mayo en Paris. Los regalos fiscales a los que mas ganan y en contra partida la obligación de cotización para los pensionados entre otras medidas, han roto el poco encanto de las masas hacia este presidente salido de los medios financieros de la burguesía.

Gasto militar versus austeridad

En este rubro los países de la zona euro no se han privado en lo mas mínimo para dotarse de lo último de la tecnología militar.

Inclusive, en medio de los draconianos planes de austeridad implementados por la troika en Grecia, la compra de equipo militar no fue puesto en duda y la compra de varios submarinos alemanes se produjeron sin ningún problema.

En medio de las medidas de recorte estructural y privatización de los servicios públicos, la lucha por re afectar e presupuesto militar para los servicios públicos, los hospitales, la educación y las pensiones entre otros es una tarea urgente del movimiento de masas en el continente.

Como hace cien años, los vencedores de la gran guerra imperialista no fueron los trabajadores y el pueblo, lo fueron los industriales del armamento y los pillos imperialistas que se repartieron el botín de guerra.