Por Lic. Josué Sevilla
Resumen
Este trabajo aborda la manera en el cual, el novelista Ramón Amaya representó el universo del enclave bananero en la Honduras de la primera mitad del siglo XX. Para ello, él utilizó como arquetipos, actores sociales y políticos de la vida pública, como personajes simbólicos en sus novelas, a fin de crear una narrativa literaria enfocada en representar una etapa de la historia de Honduras. Utilizaré como recurso el concepto de representación social para enfatizar el mundo novelizado y representado en Prisión Verde y Destacamento rojo.
Palabras claves: representación social, enclave bananero, actores sociales y políticos, Partido Comunista de Honduras, realismo socialista.
Introducción
El presente trabajo tiene como objetivo principal abordar las representaciones sociales en las novelas de Prisión verde y Destacamento rojo del tema bananero. En ambas narrativas, Ramón Amaya Amador (1916-66) representó el universo del enclave bananero, donde ficciono las contradicciones que generó el capital extranjero en el aspecto económico, político, social y cultural en Honduras, durante la primera mitad del siglo XX. Para desarrollar este ensayo proponemos los siguientes aspectos: 1. Escritura y publicación de las novelas Prisión verde y Destacamento rojo: contexto, política y publicaciones 2. La representación en la literatura y la novela bananera. 3. La representación del enclave bananero en Prisión verde y Destacamento rojo. 4. El rol de los personajes como representación de actores sociales y políticos en Prisión verde y Destacamento rojo. 5. El recurso de la historia como representación en Prisión verde y Destacamento rojo. 6. Reflexiones finales.
Escritura y publicación de las novelas Prisión verde y Destacamento rojo: contexto, política y publicaciones
Al referirnos a la figura de Ramón Amaya Amador, se hilvanan una serie de sentimientos encontrados. Algunos pasan por la admiración del capital letrado de sus novelas. Otras, por el mito que envuelve su abnegada militancia en el Partido Comunista de Honduras (PCH). Nos encontramos con uno de los novelistas hondureños más populares del siglo XX. Sin embargo, cuando se hace un vistazo, aunque sea somero, dicha simpatía hay que ubicarla más por la popularización de algunas de sus novelas, que por el análisis crítico literario –al menos en el ámbito hondureño– el cual no es desdeñable pero relativo. Por ende, trataré de ubicar la coyuntura política, de circulación de Prisión Verde y Destacamento rojo, a fin de tener un contexto de la escritura y publicación de ambas novelas.
Ramón Amaya Amador nació en Olanchito, departamento de Yoro, en el seno de una familia de artesanos el 29 de abril del 1916. Fue producto de una relación prohibida entre el presbítero Guillermo Amador e Isabel Amaya, quien lidiará el resto de su vida, como madre soltera, frente al abandonó temprano, por parte de este religioso poco ortodoxo. Juan Ramón Martínez describe la Familia Amaya como “Pobres, pero sin que les faltara la comida diaria (Martínez, 1999, pág. 31).” La vida de Ramón Amaya Amador, estuvo marcada por la prudencia económica, en una ciudad periférica al pujante desarrollo capitalista de las compañías bananeras, en la costa norte hondureña. La formación profesional del novelista fue interrumpida en la secundaria. No obstante, fue una persona autodidacta con grandes virtudes en la literatura. La vida como periodista empírico –algo típico en la Honduras de la segunda mitad del siglo XX– termino de moldear lo que el estudio no proporcionó. Al compás de la II guerra mundial, trabajó en el periódico conservador El Atlántico, en la ciudad de la Ceiba, entre 1941-43. Aquí conoció las ideas marxistas, según nos dice Juan Ramón Martínez. En efecto, como editorialista de este periódico, llegó a tener contacto con el vaivén ideológico de los años de guerra y el antifascismo, al grado, que se topó con las ideas socialistas. Desarrolló en esta etapa, un marxismo intuitivo, como él mismo lo reconoció años después (Martínez, 1999, págs. 89-91).
Prisión Verde es la novela más popular de Ramón Amaya Amador. En efecto, dicha novela ha sido la mejor lograda de nuestro escritor y aceptada por la crítica literaria a nivel internacional y nacional. ¿Cómo se publicó dicha novela? ¿Cuál era el contexto político hondureño en el momento de su publicación? En los círculos nacionales, hay al menos tres escritores que le siguieron la pista de cómo se publicó Prisión Verde: Longino Becerra (1932-2018), Juan Ramón Martínez y Helen Umaña. Al primero le debemos una interesante introducción a la obra que data de 1972, y que no ha sido eliminada de las continuas reediciones de la novela. La segunda, a Juan Ramón Martínez, quien pudo ampliar las peripecias de su publicación, investigando en los archivos hondureños. Helen Umaña, remacha las evaluaciones de los autores anteriores. Por tanto, quien quiera profundizar en la publicación de esta novela debe acudir a las razones de estos autores en mención.
Prisión verde, fue inicialmente publicada por entrega en su semanario llamado Alerta, en Olanchito Yoro en diciembre de 1945 como afirma Juan Ramón Martínez (Martínez, 1999, págs. 135-188). Paradójicamente, la novela social más importante de Honduras del siglo XX, fue publicada pre formativamente, en los espinosos años de la dictadura del general Tiburcio Carías Andino (1933-49). El Cariato –término utilizado para referirse a los 16 años de mandato de Carías– estaba en una etapa de descomposición y decadencia.
Tiburcio Carías se había desgastado y la embajada de EUA, empezó a distanciarse de su administración. Los continuos informes de la embajada de EUA entre 1945-49, estudiados por el historiador Mario Argueta, demuestran la antipatía hacia su régimen (Argueta, 2009, págs. 13-22). Entre 1944-49 el dictador tuvo que menguar su política represiva después de la masacre realizada en 1944 en la ciudad de San Pedro Sula. En este contexto de debilitamiento de la dictadura, surgió una decidida oposición interna alrededor del Partido Democrático Revolucionario Hondureño (PDRH), desligado del tradicionalismo político y el caudillismo de los partidos históricos hondureños. Dentro de su agenda, levantó las banderas de cambio que estaban ocurriendo en Centroamérica (Argueta M. R., 2016). No hay que olvidar que desde Guatemala se gestó una etapa de apertura ciudadana, con la revolución democrática que derrocó a Jorge Ubicó en 1944. La era de los dictadores de la década de 1940 en Centroamérica tuvo algunos momentos de cambios entre revolución y contrarrevolución. Jacobo Árbenz y Juan José Arévalo, dieron cambios importantes a la sociedad Guatemalteca entre 1944-54, que sirvió de ejemplo para que surgieran movimientos populares contra las dictaduras caudillistas y el imperialismo estadounidense en Latinoamérica y Centroamérica.
Siguiendo con el análisis de publicación de estas novelas, Destacamento rojo, fue publicada por primera en 1962. Existe un parangón en la edición de ambas novelas. Mientras Prisión verde, es publicada como texto acabado, al finalizar la dictadura de Tiburcio Carías en 1950, Destacamento rojo se editó en el gobierno de Ramón Villeda Morales (1957-63). Mientras Prisión Verde ganó rápidamente popularidad entre los sectores intelectuales y obreros en la década de 1950, Destacamento rojo es prácticamente prohibida y condenada al olvido en la década de 1960, hasta su reedición en 1982.
Esto se debió a que, para 1950, cuando sale Prisión verde, Ramón Amaya Amador no era identificado como comunista, sino como un miembro del PDRH. Dicho partido gozó de gran simpatía en las décadas de 1940 y 1950, dado sus fuertes críticas a los partidos tradicionales de Honduras. En este sentido, en 1962, Ramón Amaya Amador, no solo es un comunista público, sino representante del PCH, en Praga, Checoslovaquia, donde desempeñó funciones como editor de la Revista Internacional.
Para la década de 1960, Ramón Amaya Amador, era ya un intelectual reconocido en el ámbito nacional. Su estigmatización como escritor militante de la izquierda, provino del anticomunismo rancio, que encarnó la política interior y exterior hondureña, del Gobierno de Ramón Villeda Morales. ¿De dónde provenía este anticomunismo? Primero, de la fidelidad tradicional de la clase política a la ideología liberal. Segundo, por el inició de la guerra fría en Centroamérica llevada a cabo por EUA. El primer síntoma de ese anticomunismo, se hizo latente con la invasión del golpista Castillo Armas (1914-57), desde territorio hondureño a Guatemala en 1954 (Argueta, 2006). Este fue el primer golpe de estado orquestado por la CIA, con fines desestabilizadores y hegemónicos. Tercero, por la simpatía que generó la ideología comunista en algunos sectores de la sociedad en las décadas de 1950 y 1960, que llamaban a la caída de las clases dominantes. Cuarto, por el empuje de la guerra fría a nivel mundial., después de la II guerra mundial, entre EUA y la extinta Unión Soviética.
En este contexto sale a luz Destacamento rojo. Por ende, el gran pecado de Destacamento rojo es haber sido publicado, en una etapa de consolidación del anticomunismo en nuestro país, en la década de 1960, y ser una historia novelada del Partido Comunista de Honduras (PCH). Ramón Villeda Morales –al igual que sus antecesores y predecesores– fueron adeptos del anticomunismo en Honduras.
Cuando Destacamento rojo, empezó a circular en nuestro país, la política exterior de Ramón Villeda Morales, estaba orientada al combate del comunismo internacional. Del tiraje de 2 mil ejemplares editados en México, apenas 300 circularon en Honduras. El resto de la emisión, nos dice Longino Becerra “Fue recogida por la policía política del gobierno de Ramón Villeda Morales, pues tanto su autor, como sus escritos, eran entonces objetos de una feroz persecución ideológica en nuestro país.” (Amador R. A. 1982, pág. 12).
Esta persecución a la literatura, fue parte del famoso Decreto 183 de claro corte anticomunista, según el escritor Matías Funes, la cual prohibía “La edición y circulación de publicaciones escritas que prediquen y divulguen doctrinas disolventes que socaven los fundamentos de Estado Democrático.” (Funez, 1995, pág. 206). No hay que olvidar que uno de los ejes centrales del discurso de Destacamento rojo, fue hablar de la refundación del PCH en un sentido novelado. El primer capítulo de la novela tiene toda una trama representando como los comunistas se reunieron en la ciudad de San Pedro Sula, para refundar un segundo PCH.
Ambas novelas fueron publicadas inicialmente en México, en distintas circunstancias, airosamente dificultosas. Prisión verde fue puesta en circulación por la editorial Latina, en cambio Destacamento rojo por la editorial Palomar. El cuadro 1.1 nos muestra el curso que tomaron las reediciones de las novelas en cuestión. El balance se acerca hasta el año 2018.
Novelas
Editorial
País
Años de reedición
Prisión Verde
1. Periódico Alerta (Olanchito, Yoro)
2. Editorial Latina
3. Editorial Egepe
4. Editorial universitaria
5. Editorial Baktun
6. Editorial Ramón Amaya Amador ( ERAA)
1. Honduras
2. México
3. Argentina
4. Honduras
5. Honduras
6. Honduras
1. 1945
2. 1950
3. 1957
4. 1977, 1987
5. 1983
6. 1993 al 2018 (son 27 reimpresiones)
Destacamento rojo
1. Editorial Palomar
2. Editorial Universitaria
3. Editorial ERAA
1. México
2. Honduras
3. Honduras
1. 1962
2. 1982, 1988.
3. 2018
Cuadro 1.1 reediciones de Prisión verde y Destacamento rojo
Algunos actores institucionales involucrados en las reimpresiones de ambas son: las editoriales mexicanas Latina y Palomar, la argentina Egepe, editorial Baktun (donde estuvo involucrado Longino Becerra), la editorial Universitaria, según el cuadro 1.1.
Uno de los intelectuales hondureños que participó en la reimpresión de Prisión verde y Destacamento rojo por muchos años fue Longino Becerra (1932-2018), que dicho sea de paso, fue uno de los intelectuales orgánicos más importantes del PCH, en la segunda mitad del siglo XX. A Longino Becerra, se le debe no solo excelentísimas introducciones, sino un trabajo conjunto en la reimpresión de estas novelas. No dudaría, que dada la importante posición de Longino Becerra, como investigador y ensayista en el ámbito nacional, le valieron para acuerpar la puesta en circulación de las novelas en cuestión. De hecho, la quinta edición de Prisión verde, estuvo a cargo de la Editorial Baktun (Editorial de la familia Becerra), la cual según su portal electrónico surge como “El esfuerzo personal de una familia hondureña en la defensa de la cultura de Honduras y de América Latina.” (Becerra, 2003). Como puede notarse, las publicaciones de Prisión verde y Destacamento rojo, han prevalecido entre continuidades y discontinuidades, involucrándose, varios actores institucionales.
La representación social, literatura y la novela bananera
El concepto de representación social se ha convertido en una referencia teórica obligada en las ciencias sociales. Dicha perspectiva teórica fue desarrollada en la psicología social por Moscovici en 1960. No obstante, el presupuesto de representaciones sociales ha sido enriquecido por una gran cantidad de intelectuales como Denise Jodelet, Peter Berger, Tomas Luckmann, etc.
Una aproximación al concepto de representaciones sociales nos la proporciona la costarricense Sandra Araya quien las define como.
sistemas códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y orientadores de las prácticas, que definen la llamada conciencia colectiva, la cual se rige con fuerza normativa en tanto instituye los límites y las posibilidades de la forma en que las mujeres y los hombres actúan en el mundo (Umaña S. A., 2002).
La historia no se ha visto aludida de este gran marco analítico que tiene que ver con el presupuesto de las representaciones sociales. Estos marcos teoréticos han sido alimentados por los llamados giros lingüísticos y epistemológicos. Es decir, la historia cultural particularmente hablando. El Historiador Daniel Guzmán, alude que el debate de las representaciones sociales inicio en la década de los ochenta, auspiciado por la historia cultural, generando un intenso debate epistemológico (Vázquez, 2013).
No obstante, dado que nuestro objeto de estudio son novelas, nos interesa conocer brevemente las nociones de representación, o representaciones sociales en la literatura.
En nuestro país ha sido el historiador Jorge Alberto Amaya, quien ha trabajado las representaciones desde la literatura. En su trabajo Las imágenes de los negros Garífunas en la literatura hondureña y extranjera, el Dr. Jorge Amaya, establece esa relación entre imagen, y representación de este importante grupo étnico hondureño, y el trato que han recibido en la literatura.
Jorge Amaya nos dice “En efecto, un terreno fértil para el estudio de las representaciones sociales ha sido la literatura siempre considerada como un vehículo para representar la realidad”. (Amaya, 2007, pág. 45).
Aunque gran parte de los teóricos posmodernos sienten una gran aberración por la idea de realidad objetiva, en el arte, y la literatura tiene otra connotación. Siguiendo siempre a Jorge Amaya, él, expresa “En otras palabras, la literatura, aunque sea ficción, refleja en gran medida a la realidad social, transmitiendo por lo tanto creencias, imágenes, valores, prejuicios o estereotipos que son inherentes a la sociedad o al creador misma” (Amaya, 2007, pág. 46).
Prisión verde y Destacamento rojo, se circunscriben a un género estilístico literario muy singular en Latinoamérica y Centroamérica: la novela bananera. En efecto, esta afirmación es remachada por Longino Becerra, quien nos dice que, ambas novelas formaron parte de una trilogía con Rieles gringos, una novela pérdida de Ramón Amaya Amador, donde se aborda el tema bananero. (Amador R. A., Prision verde, 1988, pág. 13).
La novela bananera en Latinoamérica dentro de la literatura, tuvo como fin ciertas temáticas tal como nos dice, la académica costarricense Ivannia Barboza Leitón: el desastre ecológico, la explotación económica, y la violencia estatal (Leitón, 2017, pág. 3). Otro experto –Werner Mackenbach– en literatura, nos proporciona otra lectura al describir las temáticas de estas novelas como “antioligárquicos, antiimperialistas, anticapitalistas”. Es decir, una literatura social, de compromiso, y didáctica al dirigirse a las clases explotadas: la clase obrera (Mackenbach, 2006, pág. 130). La intencionalidad nos dice este autor –siguiendo a Carola Gründler– de ese tipo de novela es que “Los autores se dirigen a las clases marginadas para instruirlas y movilizarlas a la resistencia social”. Prisión verde y Destacamento rojo tienen todos los atributos señalados por los expertos en literatura, mencionados arriba. Por tanto, Prisión verde y Destacamento rojo son novelas bananeras, antiimperialistas, y antioligárquicos que se suscribieron dentro del realismo social, desde el punto de vista estético literario. Esta visión del arte fue fundada en 1934, por Máximo Gorki, según el historiador costarricense Iván Molina Jiménez. El realismo socialista fue concebido como “Un arte y una literatura que enfatizaran en las condiciones de vida y laborales de los trabajadores y en el potencial heroico de los últimos.” (Jiménez, 2012, pág. 71).
En nuestro país, el ensayista y escritor Juan Ramón Martínez identifica las novelas de Ramón Amaya Amador, bajo el prisma de realismo socialista. En sus novelas existe ese compromiso con la clase trabajadora, aunque nos advierte que tal identificación.
Es más un compromiso que tiene ver con su formación familiar, la condición humildísima de su familia y el hecho que el posiblemente también, se considera un hombre sin padre, un desamparado que rueda por la tierra sin destino y seguridad conocida (Martínez, 1999, pág. 91).
En este sentido, tenemos listo el panorama para analizar lo que me interesa. Asumiré el concepto de representación para referirme al contexto simbólico de la novela. El concepto de imagen para reconocer los objetos representados en la novela: personas, lugares, seres abstractos, etc.
La representación del enclave bananero en Prisión verde y Destacamento rojo
A mi modo de ver y entender, debo reflexionar acerca del enunciado enclave. Me remitiré a uno de los escritores más influyentes de mi país: el sociólogo Mario Posas. Este autor definió el enclave así “Se trata, casi literalmente, de una zona inscrita en la territorialidad de un país controlado por otro, de un estado dentro de otro estado.” (Posas, 1981, pág. 25). Es interesante acotar que dicha noción de lo que fueron los enclaves minero y bananero, es la más popularizada en los textos enseñanza de historia o ciencias sociales, transferida en los tres niveles de educación en mi país. A pesar que existe una abundante literatura escrita por autores extranjeros y nacionales sobre los enclaves, desconozco de algún esfuerzo que abordé la evolución historiográfica sobre este tema.
En este apartado analizaré las imágenes, y representaciones que Ramón Amaya Amador hizo del enclave bananero. Existe toda una trama intrínseca de largo alcance, si se piensa en las intencionalidades que el autor le imprimió a muchas de sus novelas, y en particular en Prisión verde y Destacamento rojo. Ramón Amaya Amador en Prisión verde, generó su marco de representaciones, a partir de sus personajes, espacios, actores sociales y políticos de su época, los cuales proyectaron las contradicciones del fenómeno de enclave bananero en la costa norte, y por ende, de Honduras. Prisión Verde, en el momento en que se publicó (1950), fue una novela de denuncia del complejo mundo bananero. Esto es notorio cuando el autor a través de sus personajes, expone sarcásticamente los mecanismos de explotación capitalista en detrimento del estado hondureño y los trabajadores de Culuco, y Coyoles Centrales (Estos lugares fueron campos bananeros ubicados en Olanchito, Yoro).
En Prisión Verde el enclave como tal, es representado bajo la rígida dinámica del trabajo agroindustrial y la explotación laboral de los trabajadores en los campos bananeros (zonas donde se extendía la producción bananera). No obstante, el enclave bananero, también es representado por el desdén compartido –tanto por el estado y las compañías bananeras– hacia las clases subalternas. Un desdén, que se reflejó de manera tangible en las paupérrimas condiciones de vida, que vivieron los campeños (nombre para designar los obreros agrícolas de los campos bananeros), en la primera mitad del siglo XX en Honduras. Alrededor de la explotación capitalista ambos actores –el estado y las compañías bananeras– consolidaron sus relaciones de poder, sin tomarle importancia a las mejores sociales de los trabajadores. La consolidación de estas relaciones de poder por estos actores generó un desdén compartido. Para solidificar el argumento desde la óptica del desdén compartido representado en las novelas en cuestión, me remito a uno de los puntos clímax de la novela Prisión verde, el cual dio inicio a la huelga de los trabajadores –en los capítulos XX-XXII– donde muere un mecánico en su afán de reparar la línea férrea en una grúa.
Inmediatamente, en moto carro, viene el propio mandador Foxter con sus segundones. Cuando el gringo ve la grúa destrozada, monta en cólera y blasfema en inglés. Insulta al jefe de obras y viendo al mecánico ensangrentado, con la cabeza aplastada en la cabina, le da patadas por ser responsable del destrozo de la máquina, una máquina que, según dijo, costaba miles de dólares, concluyendo iracundo: -¡Mejor se hubieran matado cien desgraciados! (Amador R. A., 1999, pág. 196)
Posterior a la escena del mecánico y la grúa el escritor repite la frase, -¡Mejor se hubieran matado cien desgraciados! En esta escena de la novela, Ramón Amaya Amador, hizo una representación de la huelga, la represión del estado, la traición del campeño Marcos Palomo, hacia sus compañeros huelguistas. Con un recelo pedagógico, esta novela fue dirigida a despertar un ideal futurista: la organización del proletariado hondureño. Para 1950, el obrerismo hondureño estaba desorganizado dado las rígidas políticas de persecución durante el gobierno de Tiburcio Carías Andino (1933-49), quien destruyó las organizaciones obreros y prohibió cualquier intento de organización del proletariado. Sin embargo, desde 1945, un poderoso movimiento social se estaba incubando alrededor de los esfuerzos organizativos del PDRH y un grupo de comunistas que reorganizaran el PCH en 1954, como ya lo mencionamos. Por tanto, Prisión Verde surgió en un momento de organización, represión y denuncia.
En Destacamento rojo, el enclave bananero, está representado según Helen Umaña bajo la egida de “Dos personajes colectivos en oposición antagónica: el imperialismo norteamericano y las fuerzas del socialismo.” Me parece pertinente citar en extenso las afirmaciones de Helen Umaña, respecto a esta novela.
Basada en datos comprobables, el cuadro social y político que ofrece Destacamento rojo no se diferencian de las novelas que, en América Latina, documentaron las condiciones de sobreexplotación en las extensas zonas controladas por las compañías bananeras en las primeras décadas del siglo: bajos salarios, enfermedades provocadas por las insalubres condiciones de trabajo, falta de asistencia médica, corrupción del poder político, contubernio con el ejército para la represión contra los descontentos; control de los medios de comunicación social mediante el soborno a periodistas; oposición al establecimiento de leyes laborales; capacidad para distorsionar las iniciativas obreras tendentes a obtener mejores condiciones de trabajo; componendas con los partidos políticos tradicionales; fomento de lacras y vicios al servicio de los intereses del trust bananero y penetración en todos los niveles profesionales (políticos, periodistas, maestros, abogados, militares, dirigentes obreros..) para garantizar el control completo de la situación. (Umaña H. , 2003)
Ese submundo de pobreza, insalubridad, explotación, de frustraciones, que vivieron los trabajadores en la costa norte hondureña durante la primera mitad del siglo XX, es el representado en Destacamento rojo, tal como lo afirma la escritora Helen Umaña. En muchas ocasiones, más de algún intelectual conservador de mi país, los he escuchado alabando la construcción del capitalismo en Honduras.
En Prisión verde, el mensaje transversal que promueve Ramón Amaya Amador, es la organización del obrerismo, en la figura de Máximo Lujan –uno de los personajes centrales de la novela– en momentos en que las organizaciones obreras no existían y peor en la órbita laboral del enclave bananero.
En Destacamento rojo la estructura de las imágenes es mucho más amplia, no solo en espacios, personajes y lugares (hay referencias a San Pedro Sula, la Ceiba, Tela, Tegucigalpa y Puerto Cortés), sino el sesgo de representar al novato Partido Comunista de Honduras (reorganizado el 10 de abril de 1954), como el partido de la clase obrera. Este fue visualizado, según la idea del autor, como el partido de vanguardia de la clase obrera hondureña. Dichas ideas provienen de los prejuicios del marxismo clásico, y el marxismo leninismo en tiempos en que Stalin (1878-1953) era el líder de la URSS. Esta fue la ideología que Ramón Amaya Amador y los comunistas de su tiempo abrazaron: el marxismo ortodoxo soviético.
Sin embargo, no se puede subestimar las representaciones planteadas en Destacamento rojo, parcializándola como una apología desbordada sobre la reorganización del PCH. Existen otras imágenes. Por ejemplo, propone una representación de la coyuntura histórica entre 1954-57, novelizando, a tres presidentes hondureños y su accionar político: Juan Manuel Gálvez (1949-54) Julio Lozano Díaz (1954-56) y Ramón Villeda Morales (1957-63). Los dos primeros del partido nacional y el último del partido liberal. Otras imágenes son, en sentido general; 1. La huelga bananera de 1954 a la que dedica un capítulo: Vendaval en Mayo. 2. La utilización de personas del ámbito público como personajes. 3. La invasión de Castillo Armas a Guatemala desde Honduras. 4. Utilización de conceptos de la ideología marxista. No esconde hablar de círculos marxistas, comunismo, nombres como Marx, Engels y Lenin. Evidentemente, el trato de estas ideas sobrepasa el análisis de ensayo. Sin embargo, aspiro a que sean retomados por otros investigadores.
El rol de los personajes como representación de actores sociales y políticos en Prisión verde y Destacamento rojo
Los personajes en Prisión verde y Destacamento rojo son representados, como prototipos de actores sociales y políticos y del obrerismo hondureño, que surgieron en la décadas de 1940 y 1950. Muchos fueron figuras públicas y del movimiento obrero. Otros en su defecto, son parte del genio simbólico de Ramón Amaya Amador.
El cuadro 1.2 nos ayuda a reconocer el papel de los personajes en el mundo de representaciones que el autor imprimió en Prisión verde.
Representación de los personajes detentores del poder o represivos
Tipología de ocupación en la novela
Representación de los personajes explotados
Tipología de ocupación en la novela
El General
Mister Foxter
Mister Jones
Mister Still
Estanio Parraga
Capitán Encarnación Benítez
Lupe Sierra
Luncho López
Pancho Cantillano
Presidente Tiburcio Carias Andino (1933-49)
Mandadores
Abogado de la United y del PN
Mandador de segunda categoría y policía de la empresa bananera.
Terratenientes del valle del Aguan
Máximo Lujan
Martin Samayoa
Marco Palomo
Familia de Lucio Pardo: Catuca Pardo (hija), Placida (Mujer de Lucio Pardo)
Profesor Damián Cherara
Amadeo Ruiz
Don Braulio
Camilo
Tivicho
Regadores de veneno
Campeño, su hija y mujer cortadoras de banano (Amador R. A., 1999, págs. 52-53)
Venenero (Paso de profesor a campeño)
Campeño
Venenero
Contratista
Cantautor popular
Espacio y lugar de la novela
Aldea de Olanchito, Departamento de Yoro: Coyoles Central
Cuadro 1.2. Fuente Prisión verde
El cuadro 1.2, nos muestra el corpus de imágenes y representaciones de cada personaje. Por un lado tenemos una representación de los detentores del poder en los personajes como el abogado Estanio Parraga, los mandadores gringos Mister Still, Jones y Foxter. Ligados a estos, el coronel Encarnación Benítez (mandador de segunda categoría) que representa la represión policial –o guardia blanca como solían llamarle la gente de su tiempo a estos cuerpos militares dentro de las compañías bananeras– típico en los campos bananeros. Todos ellos representan los actores ligados al poder, otrora económico, otrora política y policial.
El abogado Parraga representa el proceder espurio de vende patria que tuvieron los abogados hondureños en esta etapa, ya sea en su condición como profesionales o como legisladores en el Congreso Nacional de Honduras. El arquetipo utilizado por Ramón Amaya Amador es un abogado sin escrúpulos, ambicioso, de la misma manera que el Abogado Lepero, en Destacamento rojo. La definición de lepero, según la Real academia es el de “una persona ordinaria, soez y poco decente”. Debemos de reconocer que la representación de los abogados como personas poco decentes, fue una crítica contra este gremio, por parte del autor.
Un aspecto importante a destacar es que en ninguna parte de Prisión verde, Ramón Amaya Amador, hace una identificación de las empresas bananeras en Honduras, las cuales aparecen en abstracto. Sin embargo, Coyoles Central –adscrita al relato de la novela– fue una subsidiaria de la Standard Fruit Company (una de las principales compañías bananeras norteamericanas) en el departamento de Yoro, en Honduras. Coyoles central, actualmente es una aldea del municipio de Olanchito, y del mismo departamento en mención. En el otro extremo, tenemos los personajes simbólicamente explotados según la novela. La figura principal, sin duda, es Máximo Lujan un obrero de condición preclara, que supo interpretar los niveles de explotación que vivieron los campeños a lo largo de la costa norte hondureña. Los demás personajes, amigos de Máximo, tienen un rol de representación particular en la novela. Representan a los humildes y malogrados obreros agroindustriales, quienes laboraran 12 horas diarias, sin derechos laborales, en condiciones insalubres, y sin cultura en sus cabezas.
Veamos más de cerca estos personajes obreros. En primer lugar tenemos a Lucio Pardo que representa el obrero anárquico e irascible que arregla todo a los golpes y peleas. Marcos Palomo el obrero traidor que termina traicionando la protesta social en la novela. Martin Samayoa, el terrateniente, que cayó en desgracia y termina como campeño (Igual que Luncho López, Pancho Cantillano y Lupe Sierra).
Catuca Pardo, Soledad, y Juana, representan el lado femenino de las obreras dentro del enclave bananero. El profesor Damián Cherara, uno de los ideólogos con Máximo Lujan quienes educan y enseñan a leer a estos campeños. Ramón Amaya Amador, representó en estos últimos el ideal lento, pero seguro, de organizar los campeños hondureños en sindicatos. Este esfuerzo ya había sido propuesto por la primera generación de comunistas hondureños como Manuel Cálix Herrera, Graciela García, y Juan Pablo Wainwright en las décadas de 1920 y 1930, y quienes organizaron en Honduras el primer Partido Comunista de Honduras en 1928 (Sevilla, 2018).
El cuadro 1.3, nos muestra los personajes de Destacamento rojo el cual nos servirá para interpretar la representación de estos en la novela.
Representación de los personajes públicos, detentores del poder o represivos
Tipología de ocupación en la novela
Representación de los personajes explotados
Tipología de ocupación en la novela
Mr. Bell
Tupho D ’ Oscariote
El Doctor
Pajarillo
Abogado Lepero
Mr. Halter
Coronel Obricida Coronel Colombo Madero
(Ejecutivo de la empresa)
Padre del ex presidente Carlos R. Flores 1998-2002.
Presidente Juan M. Gálvez 1949-54
Presidente Ramón Villeda M 1957-63
Abogado al servicio de las empresas bananeras
Agente del FBI
Policía privada de la empresa
Rotundo García
Dalia
Lucito Pardo
Catuca Pardo
Martin Samayoa
Diego Lino
Tovico Loreto
Simón Loreto
Andreo Neda
Neto Brener
Pedro Bravo
Irene
Danilo Meza
Blanca Díaz
Fermín Lanuza
Manolo Rivero
Paco Encino
Esteban Ruiz
El Negro Pat Brow
Josefo
Secretario del PCH
Esposa de Rotundo
Personajes rescatados de Prisión Verde
Electricista n
Ferrocarrilero
Padre de Tovico L.
Albañiles
Esposa de Pedro Bravo
Agricultor
Maestros
Poeta
Abogado
Espacios de la novela
Cabe destacar que todos los personajes arriba expuestos representan lugares de Honduras en la novela: Tegucigalpa, San Pedro Sula, Tela, Puerto Cortes, y La Ceiba.
Cuadro 1.3 Fuente Destacamento rojo
El cuadro 1.3 nos muestra, casi una dicotomía similar a la estructura de Prisión verde entre detentores del poder y subalternos aunque con diferencias muy marcadas. En primer lugar, los espacios en Destacamento rojo se amplían, al incluir los incipientes centros urbanos del enclave bananero como: San Pedro Sula, Ceiba, Tela, Puerto Cortés, Tegucigalpa (capital de Honduras), etc.
Segundo, el autor identifica claramente la empresa United Fruit Company como la Yunai. Es decir, no está en abstracto como en Prisión verde la Standar Fruit Company. Tercero, el autor ligo todos estos argumentos a la reorganización del PCH, frente a la coyuntura política entre 1954-57. Cuarto, el autor incluye en su demostración novelística a actores sociales y políticos que tuvieron incidencia en las décadas de 1940 y 1950. Para citar algunos ejemplos el autor representó, el Partido Democrático Revolucionario Hondureño (PDRH 1946-54) como el PDR. Mario Argueta, es quien mejor ha estudiado este partido de tendencia política social demócrata (Argueta M. R., 2016). Este partido fue fundamental para la reorganización de los comunistas hondureños. No obstante, son evidentes la inclusión de otros actores políticos que existieron en la década de 1950 como ser: el Comité de Lucha Obrero (CLO), un organismo creado por los comunistas en San Pedro Sula según un autor (Meza, 1980, pág. 84), el Comité Central de Huelga (CCH) organizador fundamental de la huelga bananera de 1954 y vocero de los trabajadores entre el estado y las compañías bananeras durante la protesta social más importante del siglo XX, en Honduras (Barahona, 2004). Estas organizaciones fueron creadas por los comunistas hondureños, quienes acapararon posiciones importantes en la huelga bananera de 1954. Al menos 9 de los integrantes del CCH, eran miembros del recién refundado PCH, en 1954.
Quinto, Ramón Amaya Amador, utilizó no solo actores políticos de la época, sino personajes públicos y de las organizaciones los cuales fueron novelados en Destacamento rojo. El cuadro 1.4 nos ayuda a matizar esta afirmación. Por ejemplo, Rotundo García fue en la vida real Dionisio Ramos Bejarano, el histórico secretario general (SG) del PCH entre 1954-78 (del cual se conoce poco). Fue sustituido por Rigoberto Padilla Rush en el año de 1978, quien ocupó el cargo de secretario general, hasta la disolución del PCH. En entrevista con el escritor Víctor Meza, me manifestó que “cuando Ramón Amaya Amador escribió Destacamento rojo, era muy común representar a los secretarios generales de los partidos comunistas como figuras intachables (Meza, 2017).” Este personaje representado, como integro en la novela, termino su vida adoptando la religión mormona en su vejez, según el sobreviviente comunista Tomas Erazo entrevistado también para esta investigación (Peña, 2018)
Representación de personajes novelados
Personajes en la vida real
Mr. Halter (Agente del FBI)
Tupho D ’ Oscariote
Andreo Neda
José Josefo
Tadeo Volencia
Coronel Obricida
Pedro Bravo
Rotundo García
Walter Turbull
Oscar Flores, padre del expresidente Carlos Flores (1998-2002)
Andrés Pineda, miembro destacado del PCH
Abogado José Pineda Gómez (miembro del PDRH y Magistrado de la Corte Suprema de Justicia )
Manuel de Jesús Valencia (miembro del CCH en La Lima) acusado de traicionar al primer CCH.
Eduardo Galeano (comandante militar de La Lima)
Sebastián Suazo (cofundador del PCH)
Dionisio Ramos Bejarano (secretario del PCH entre 1954-78)
Cuadro 1.4 Fuente Destacamento rojo
La mayor parte de los nombres del cuadro 1.4, fueron proporcionados por Longino Becerra, en la presentación de esta obra, a excepción de Pedro Bravo, quien en la vida real es Sebastián Suazo. Esta aseveración me fue notificada por el mismo, en entrevista que he tenido con este viejo militante comunista de 92 años. El testimonio de Sebastián Suazo ha sido recogido por el escritor Andronico Espinal Oliva, en la compilación llamada Por los caminos de nueva sociedad. Al respecto expresa en su Testimonio Sebastián Suazo.
Mi compañera Camila de los Santos Aguilar quien soportaba toda la carga en la crianza de nuestros hijos, consciente de su aporte revolucionario decidió pertenecer al partido, siendo aceptada, ceremonia que se celebró el día de la madre en nuestra casa de habitación; Ramón Amaya Amador la describe en su libro Destacamento rojo como Irene, mi compañera de lucha siendo fiel al partido hasta su muerte en septiembre de 1974. Ramón Amaya Amador parte en su libro Destacamento rojo de mi casa, a mí me identifica con el nombre de Pedro Bravo precisamente cuando salí de la cárcel juntamente con otros compañeros. (Oliva, 2013)
Mi humilde casa –decía el entrevistado, y ex miembro del PCH Sebastián Suazo– fue el refugio de perseguidos políticos, como Rigoberto Padilla Rush y fuente de inspiración a Ramón Amaya Amador, para iniciar la trama de la novela en Destacamento rojo. (Amador R. A., Prision verde, 1988, pág. 17).
Por último, hay algunos personajes que son rescatados de Prisión verde como señaló en el cuadro 1.3: Catuca Pardo, Martin Samayoa y Lucito Pardo. Es decir, el hijo que fue producto de la violación de Encarnación Benítez a la joven Catuca Pardo en Prisión Verde. Lucito Pardo es un músico popular, quien ha sido entrenado por otro personaje de Prisión Verde: Tivicho. (Amador R. A., Prision verde, 1988, págs. 44-47).
En Prisión verde estos personajes son representados como obreros desorganizados. En Destacamento rojo representan el grupo de personas que reorganizaron el segundo Partido comunista de Honduras. Es importante apuntar la gran trama de Ramón Amaya Amador al rescatar estos personajes de su novela más lograda: Prisión verde. Desde mi punto de vista, Destacamento rojo es la continuación de lo que quedó inconcluso, en Prisión verde: el sueño de organizar los obreros en sindicatos, de convocarlos en una gran huelga general.
Esto era irrisorio en 1950, cuando se publicó Prisión verde, debido al régimen de represión y persecución incrustadas en Honduras. Sin embargo, en 1962 cuando apareció Destacamento rojo, ya había un poderoso movimiento social que hizo temblar la autoridad de los grupos dominantes. En efecto, después la huelga de 1954, el estado y las empresas bananeros tuvieron que flexibilizar la dictadura laboral que mantuvieron desde 1900 a 1950. Los trabajadores lograron varias preventas que fueron catalizadas entre 1954 a 1963: código de trabajo, seguro social, sindicalización, etc. No obstante, tanto la embajada de EUA, el estado y las compañías bananeras, introdujeron pronto la ideología sindical patronal. Es decir, la versión estadounidense de organización sindical por medio de la ORIT (los sindicatos oriteros como se les llamó en Honduras por mucho tiempo). Apenas y se menciona esta dinámica en el capítulo IV, en Destacamento rojo.
. El recurso de la historia como representación en Prisión verde y Destacamento rojo.
Finalmente quisiera reflexionar brevemente, a que nos referimos con el recurso de la historia como distintivo de las novelas Ramón Amaya Amador. En Prisión verde, el autor representó parte del desarrollo y del poderío de las compañías bananeras en la costa norte. Muy particularmente el periodo del dictador Tiburcio Carias Andino (1933-49) al referirse en su novela como el General, gobierno azul, cachurecos, etcétera, enfatizando a uno de los partidos tradicionales de Honduras: el Partido Nacional (PN). En Destacamento rojo nuevamente las problemáticas históricas son más ambiciosas, donde es tangible la representación del gobierno de Gálvez (El Doctor), La huelga bananera de 1954, la invasión de Castillo Armas a Guatemala desde Honduras (1954) siendo el gobierno de Gálvez coautor con el imperio del mismo, el gobierno de Julio Lozano Díaz (1954-56), el golpe de estado de 1956, y la asunción al poder por parte de Ramón Villeda Morales (Pajarillo), en 1957. Es decir, la coyuntura histórica de 1954-57. Ningún estudio ha indagado, lo que llamó, el recurso de la historia como representación en las novelas del Ramón Amaya Amador, a no ser como algo simbólico. Otras novelas sostienen, mi argumento, de representación de la historia en otras de sus novelas como recurso distintivo del autor. Por ejemplo. En El señor de la Sierra hay una representación de la conquista de Honduras (Amador., 1993). En Los brujos de Ilamatepeque (Amador R. A. 1987), una representación del periodo conservador (1842-76), según algunos historiadores. Dado la estreches del ensayo no me es posible ahondar más sobre este argumento.
Reflexiones finales
Si bien, existen estudios fundamentados sobre los aspectos biográficos sobre Ramón Amaya Amador y el aspecto estético literario, ninguno reparó en lo que denomino el recurso de la historia como representación. Es decir, los que tienen que ver con el recurso de la historia, y el papel de los personajes como representación de los actores sociales y políticos de la época en que se contextualizan Prisión verde y Destacamento rojo. El estudio de Ramón Amaya Amador, apenas inicia. Juan Ramón Martínez, quedo impresionado al corroborar, que el departamento de letras y lingüística de la UNAH, no haya generado tesis sobre las novelas de Ramón Amaya Amador.
Mis aproximaciones son esquemáticas y generales. En Costa Rica, la figura de Carlos Luis Fallas (autor de Mamita Yunai en 1941), ha sido ampliamente estudiada por gran cantidad de académicos y desde varias perspectivas. En Honduras tenemos mucho por hacer. No existe, por ejemplo, un estudio recabado sobre el impacto generado de las publicaciones de sus novelas, fuera del país. No se cuenta, con un análisis sobre el derrotero que han tenido las publicaciones de sus novelas desde la década del noventa a la actualidad. Yo apenas hago una aproximación, en el primer apartado de este trabajo sobre las publicaciones de Prisión verde y Destacamento rojo.
Longino Becerra fue un gran difusor de las novelas de Ramón Amaya Amador. No obstante, quien ha retomado el papel –sustituyendo a Longino Becerra– de mercadeo de las novelas de Ramón Amaya Amador, ha sido su hijo, Carlos Amaya, a través de la editorial ERAA. A priori, considero que se debe abordar, como ha sido la dinámica de comercialización y producción impresa de sus novelas. Indagar, si hubo alguna incidencia por parte, del PCH, y otros actores institucionales como la editorial Universitaria en la publicación de sus novelas. También se le debe dar atención a las novelas que fueron publicadas por las editoriales soviéticas en aquellos tiempos del comunismo internacional. El capital letrado y cultural de algunas novelas está siendo comercializado, por otros actores institucionales en actualidad, entre ellos, el cine. Ejemplo reciente es la circulación de la película de Cipotes, basada en esta novela del autor.
Finalmente, mi trabajo apenas fue un intento por interpretar, desde la perspectiva de las representaciones sociales, algunos puntos del abundante universo simbólico de las novelas Prisión verde y Destacamento rojo; el recurso de la historia, y la representación de algunos actores sociales y políticos de la época. Un estudio completo de sus novelas sería un proyecto más acabado para tener un panorama más abarcador y sustancial de sus novelas.
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