Por Felipe Girón
En las últimas protestas, movilizaciones y paros que hemos asistido a partir del 27J del 2021 y a lo largo de julio de este año en Guatemala, también hemos visto cómo las élites en el poder, civiles y gobernantes principalmente han desplegado su tradicional discurso alegando que las manifestaciones o “bloqueos”; son violatorias de derecho, principalmente civiles y privados. Esta no es una táctica nueva por parte de las élites para deslegitimar las protestas. Lo que es nuevo es que ha emergido una voz tratando de resignificar los “otros” bloqueos. Sí aquellos bloqueos que afectan en mayor grado al “bien común” y a un amplio conjunto de derechos que los “bloqueos” en la vía pública para la manifestación. ¿Es esto una crítica a la ideología dominante y sus dispositivos? ¿Es esto una contra argumentación y una disputa por los significados en el discurso?
En este texto ensayo una reflexión y una crítica en torno a las estructuras de significados y los dispositivos que las clases dominantes emplean para reducir los espacios de interpelación a la autoridad política. Primero haré un marco teórico de interpretación. Luego veremos las referencias discursivas del CACIF para luego ser contrastadas con algunas referencias de las manifestaciones. A partir de ello, se hará una reflexión para proponer puntos semánticos a ser desmontados del andamiaje ideológico que sustenta la dominación.
Parte I. Enfoque teórico
Marco de interpretación y análisis
La tesis de la ideología dominante (Abercrombie, Turner, y Hill 1987; Marx y Engels 1976), ha tenido derivaciones teóricas posteriores. Una de ellas, a criterio de este autor, es la elaborada por Gramsci en torno a la noción del bloque hegemónico. Otra es la desarrollada por Laclau (Laclau y Mouffe 1987) y las teorías del discurso a partir del estructuralismo lingüístico y otros estructuralismos como el social y cultural; y el llamado posestructuralismo, etiqueta poco útil algunas veces.
Los trabajos de Marx y Engels no abordaron el lenguaje o los signos como tal, pero la perspectiva del materialismo histórico no niega la relevancia de estas dimensiones para comprender las dinámicas provocadas por el capitalismo. El fetichismo de la mercancía y la ideología de la clase dominante fueron uno de estos temas que plantean una dimensión comunicativa, semiótica, ideológica, discursiva y hasta cultural para comprender la dominación de las clases dominantes.
¿Cómo se relaciona la materialidad de las dinámicas del trabajo, producción de plusvalía y acumulación de capital con los lugares de enunciación de la clase dominante, las esferas de la vida cotidiana de los trabajadores y la ley, la justicia y el Estado de Derecho? El punto de relación que se quiere resaltar en este texto es los espacios de enunciación y los lugares o momentos de referencialidad.
Los espacios de enunciación son uno de los espacios vitales[1] donde se constituyen tanto saberes y epistemologías, como dimensiones del ser (ontologías), éticas y del sentir, afectividades. El acto comunicativo a través de lenguaje articulado o no articulado nos constituye y conforma como seres sociales y seres humanos. De tal manera que, los actos de habla son comunicativos, pero para su realización no solo se requiere de una sintaxis y una pragmática, sino también de una semántica; sino también de un andamiaje institucional y de una dimensión social e histórica.
Los lugares y momentos de referencialidad indican no solo objetos concretos, sino que también ideas muy abstractas, o ambas cosas. Para el caso del tipo de análisis del discurso político que se quiere hacer estoy pensando en el conjunto de ideas que la política conlleva como justicia e injusticia, bien y mal (común), Estado, democracia, y cualquier forma de gobierno que podamos plantear en un continuum va entre democracias y autoritarismos. Este continuum surge de la historia, de la experiencia histórica que constituye lo que es Guatemala en particular y Centroamérica en general. Es por esto por lo que, nos interrogamos: ¿a qué noción de justicia se refieren las élites cuando se pronuncian por las movilizaciones y protestas? ¿Será una noción compartida por el pueblo y las élites?
Los actos comunicativos se realizan en contexto en donde operan discursos y dispositivos. Los discursos operan sobre la base de saber y conocimientos compartidos (Foucault 1977). Este conocimiento y saber es adquirido a través de la experiencia, pero también es provisto por las instituciones grandes como el Estado y las instituciones sociales como la familia y el derecho, así como las instituciones políticas como los partidos políticos y el Organismo Judicial. Es un saber que está ahí pero no siempre es aprehendido por los ciudadanos y las personas (los sujetos). En este sentido, es un dispositivo que se hace presente en la realidad cotidiana cuando se ha referencia a él a través de un acto del habla. Está dispuesto a entrar en la carga de significado y sentido si se apela, pero si no se le menciona no acciona, sigue estando dispuesto. Por tanto, el dispositivo no es solo un campo semántico como alguna corriente lingüística lo entendió, es más que eso.
Foucault creo que fue acertado al plantear que los dispositivos son parte del andamiaje de las dinámicas del poder en cuanto a que dominan, vigilan y disciplinan (Foucault 1980; 1995). Pero se quedó corto en darnos una mirada sobre cómo se pueden desmontar esos dispositivos y cambiar los discursos que enmarcan significados y mentalidades, ideologías y saberes. Varios autores han dado algunas propuestas y aquí trato de seguir varias, entre las más destacadas están: análisis crítico del discurso (Wodak y Meyer 2003), la semiótica social (Verón y Lloveras 1996; Zecchetto 2003), los géneros discursivos y el dialogismo (Bakhtin y Bubnova 1982), la antropología y sociología política (Scott 1990; McAdam 1999), los modelos culturales y antropología cognitiva (Holland y Quinn 1989; Romney et al. 1996).
Las bases sociales de la dominación tienen una dimensión que es discursiva, en la que las configuraciones discursivas en torno a la ley, el Estado de Derecho y lo que es justo e injusto, nos constituyen y permiten la puesta en escena de discursos y enunciados por actores y sujetos específicos. Analizar la puesta en escena, performatividad, y comprender los significados y referencias que esos discursos conllevan, nos puede dar pistas sobre las formas en las que la ideología dominante ejerce su dominación. Buena parte de este ejercicio de poder no solo está en disfrazar el poder, sino también en establecer códigos y lógicas de pensamiento a través de un “orden en el discurso” por el cual el poder adquiere su disfraz.
Parte II. El problema
La semántica y pragmática de los bloqueos
“¡Basta Ya de bloqueos! Nuevamente y en absoluta impunidad, los guatemaltecos afrontan las consecuencias de los bloqueos ilegales que desde esta mañana se han ubicado en diferentes puntos del país”. [2]Así reza el encabezado de uno los comunicados emitidos por CACIF el 9 de agosto del 2021 en Twitter. Le sigue el párrafo siguiente:
“Estas acciones atentan, no solo contra los derechos fundamentales, sino también contra el proceso de reactivación económica tan necesario en el marco de la pandemia”.
Podemos decir por la fuente de donde se toman estas líneas, me refieren a un sujeto que enuncia y que se auto identifica como el CACIF, pero, en la palabra 11 del primer fragmento menciona a los “guatemaltecos”, acaso ¿puede el CACIF hablar por todos los guatemaltecos o por una fracción de ellos? ¿Se sienten los guatemaltecos representados en el CACIF? ¿Puede el CACIF hablar por los guatemaltecos?
Seguramente muchos guatemaltecos se sienten representados por el CACIF y el CACIF siente que representa a los “guatemaltecos”. Pero también es cierto que el CACIF no representa ni puede hablar por todos los guatemaltecos. En el enunciado arriba citado el CACIF se siente vulnerado en sus derechos pues sugiere que en “absoluta impunidad” los guatemaltecos afrontan las consecuencias de estos bloqueos. Pero a ver, pensemos las referencias que se hacen en este enunciado y pensemos a través de las preguntas siguientes: ¿el CACIF respeta la ley en todos los momentos de las actividades productivas? ¿Tributa lo que debe de tributar siempre? ¿Gestiona las licencias de sus actividades productivas respetando los derechos de todos los guatemaltecos? ¿participa en política respetando la ley? La riqueza que genera, ¿alcanza para todos los guatemaltecos?
Como no podemos dar una respuesta contundente a estas preguntas con evidencia que respalde a cada una de las dimensiones por las que se interroga, proponemos una hipótesis para responder estas preguntas. La respuesta hipotética que ensayo en este texto es que el CACIF no piensa en todos los guatemaltecos cuando se pronuncia, por más “buenas” intenciones que tengan, pues se mueve en dos mundos y está atrapado en su propia ideología, heredera del “ethos finquero” (Tischler), esta fundamentada en valores que abogan por un libre mercado al que solo pueden acceder los que tienen privilegios. Hemos visto varias veces, cómo sujetos empresariales que buscan proponer caminos modernizantes y actuar por medio de otro ethos empresarial, son silenciados y disciplinados, como cuando proponen “democratizar la tierra”.[3]
La hegemonía de las élites civiles en Guatemala radica tanto en la posesión de activos económicos que le dan poder político, como su posición en redes globales de la economía mundial. Además, esto les permite incidir en la generación de mecanismos y dispositivos de poder que les da acceso a controlar poder político. Nunca hemos visto en la historia reciente, que los directivos del CACIF hagan una marchar para plantear sus demandas de manera pública. Ellos tienen otros medios para plantear sus demandas, como una llamada por teléfono a un gobernante, un comunicado o financiar campañas de aquellos candidatos que apoyen o no estorben su agenda. Entre las capacidades de poder político que pueden ejercer está la de controlar recursos, de distinto tipo, pero también el pensamiento de los “guatemaltecos” a través de dispositivos que atraviesan las instituciones polìticas, econòmicas y sociales.
La resignificación contrahegemónica del discurso hegemónico
El día antes del 27J circuló por algunos medios sociales el afiche que aparece más abajo. Por su composición, está dirigido al público que se queja e impugna los bloqueos y paros, entre ellos el CACIF. El afiche comienza haciendo una interrogante. “¿Está cansado por el paro nacional? ¿Está llorando por los bloqueos?” No sabemos a cuanta gente hizo reflexionar, pero es muy probable que sí hizo pensar a más de alguno. Luego señala 10 puntos sobre los que se podrían considerar bloqueos que tal vez no tienen orden específico, pero son 10 puntos que no hablan de poner más impuestos, o de reactivar la economía. Son 10 puntos que no deberían de ser extraordinarios porque cuesta que sucedan, sino que deberían de ser normales porque, todo lo contrario, casi nunca suceden. Pero lo normal es a muchos les cuesta acceder a un empleo digno, a educación de calidad y saludo preventiva y curativa en todo momento de la vida. Estos puntos se refieren a temas como el trabajo digno que nos disfrutados por las mayorías, estés o no estés calificado. Procesos largos para ser atendidos en el sistema de salud pública o en el sistema judicial. ¿Se imaginan a alguien del CACIF sin empleo o esperando meses para tener una cita como los pensionados del Estado?
Luego termina el volante diciendo que si no entendemos esta realidad es porque esa persona es la “bloqueada”. No es un mensaje al CACIF, es un mensaje al guatemalteco que no es del CACIF. A ese guatemalteco que cuanto suceden los bloqueos, piensa como si fuera del CACIF. Incluso quizás al final, la persona conceda algo de razón en cuanto a que esos son bloqueos, los referidos en la boleta que se presenta abajo, pero al final terminé desaprobando el bloqueo o el paro. Sea cual sea la conclusión a la que el o la receptora de este mensaje arribe, creo que el artefacto planteó la interrogante: ¿dónde está lo más importante en términos de “bloqueos” para todos las y los guatemaltecos?
Se comienza a disputar los marcos interpretativos y cognitivos que las enunciaciones del CACIF tienen en las audiencias y ciudadanías. Esto es lo interesante, la disputa por los significados de la realidad y las interpretaciones de los hechos y procesos sobre nuestra sociedad. El asunto es mantener la disputa a largo plazo y no solo por momentos de impulso o lucidez.
Volante socializado por distintos medios durante el paro del 27J.
A manera de conclusión
Los discursos de la ideología dominante son varios, aquí solo hemos tratado de problematizar uno de ellos, el de la justicia en el caso de los “bloqueos”. Si queremos vivir juntos (Touraine 1997) debemos de encontrar horizontes en donde podemos hablar, aunque quizás los subalternos no pueden hablar (Spivak y Morris 2010) pues no comparten horizontes ontológicos con las élites hegemónicas.
Una de las tareas que tenemos es disputar las bases ideológicas de la hegemonía, y parte de ello es a través de desmontar las retóricas y discursos de una manera que podamos quitar el disfraz que utiliza el poder para pasar desapercibido los controles que nos quiere poner.
Referencias
Abercrombie, Nicholas, Bryan S. Turner, y Stephen Hill. 1987. La tesis de la ideología dominante. https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=12955.
Bakhtin, M. M., y Tatiana Bubnova. 1982. Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI.
Foucault, Michel. 1977. La arqueologia del saber. 4a ed. México: Siglo XXI.
———. 1980. Power/Knowledge: Selected Interviews and Other Writings, 1972-1977. Editado por Colin Gordon. First American Edition, Stained. Vintage.
———. 1995. Discipline and punish: the birth of the prison. 2nd Vintage Books ed. New York: Vintage Books.
Holland, Dorothy, y Naomi Quinn, eds. 1989. Cultural models in language and thought. Reprint. Cambridge [Cambridgeshire]; New York: Cambridge University Press.
Laclau, Ernesto, y Chantal Mouffe. 1987. Hegemonía y estrategia socialista hacia una radicalización de la democracia. Sociología y política. Madrid: Siglo Veintiuno.
Marx, Karl, y Friederich Engels. 1976. Ideología alemana. 6 ed. Biblioteca Marx-Engels 4. México: Ediciones de Cultura Popular.
McAdam, Doug. 1999. Political Process and the Development of Black Insurgency, 1930-1970. 2nd ed. Chicago: University of Chicago Press.
Romney, A. Kimball, John P. Boyd, Carmella C. Moore, William H. Batchelder, y Timothy J. Brazill. 1996. “Culture as Shared Cognitive Representations”. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America 93 (10): 4699–4705.
Scott, James C. 1990. Domination and the arts of resistance: hidden transcripts. New Haven, CT: Yale University Press.
Spivak, Gayatri Chakravorty, y Rosalind C. Morris. 2010. Can the Subaltern Speak?: Reflections on the History of an Idea. New York: Columbia University Press.
Touraine, Alain. 1997. Podremos vivir juntos? iguales y diferentes. Sección de obras de sociología. México: Fondo de Cultura Económica.
Verón, Eliseo, y Emilio Lloveras. 1996. La semiosis social: fragmentos de una teoria de la discursividad. Coleccion el mamifero parlante. Barcelona: Gedisa.
Wodak, Ruth, y Michael Meyer. 2003. Métodos de análisis crítico del discurso. 1a ed. (Serie Cla-de-ma). Barcelona: Gedisa.
Zecchetto, Victorino. 2003. La danza de los signos: nociones de semiotica general. Inclusiones. Categorias. Buenos Aires: La Crujia.
[1] Utilizó la palabra vital en el sentido de vida, donde se expresa la vida.
[2] Obtenido de: https://twitter.com/CACIFGuatemala/status/1424841531001905157/photo/1 consultado el 11 de septiembre 2021.
[3] El Periódico, Guatemala, “Empresarios hablan de democratizar la tierra”, publicado 1/10/2016. https://elperiodico.com.gt/noticias/economia/2016/10/01/empresarios-hablan-de-democratizar-la-tierra/ consultado el 17 de agosto del 2021.