Por Lic. J.J. Sevilla
Este ensayo se desmarca de lo que los lectores de élite y acuciosos denominan academia. Lo contrario, es más bien la experiencia de una persona que vivió el golpe dentro de tres esferas: como ciudadano común, como estudiante de la carrera de historia entre el 2009-2013, y posteriori como estudiante de maestría entre 2016-18. Las experiencias sobre los movimientos populares han sido poco estudiadas por los historiadores hondureños, a excepción de algunos, con estas prerrogativas; Marvin Barahona, Mario Argueta y Rina Villars. En el campo de la sociología hay que destacar a Mario Posas y actualmente Eugenio Sosa.
¿Qué de la vivencia a una década del golpe de estado del 2009? Como ciudadano común, y quizás en una etapa de ingenuidad política, me toco afrontar el vituperio y represión de las elites políticas, religiosas económicas y militares de mi país, quienes se abalanzaron con todo su poderío mediático, de enajenación y represión militar, con un pueblo que lucho desarmado y en desventaja. No obstante, como suele pasar en algunos momentos álgidos de la lucha de clases en Honduras, la gente común o personas de abajo, salieron indignados a enfrentarse con todo esto, con un ímpetu desenfrenado, que llegó, en algunos momentos fulminantes a desbordar la dirección del agredido Mel Zelaya y lo que se denominó el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP). Tuve la fortuna de observar, como surgen los movimientos sociales desde adentro, como se establecen alianzas estratégicas entre actores sociales, en un contexto de abierto cambio social y como se desparraman, porque incluso dentro de los movimientos sociales, hay algunos que viven de ellos. Desnudar estas dinámicas es mi intención como crítico social.
Como estudiante universitario, mientras me formaba en el campo de la historia, fui parte de una generación de estudiantes que se formó en medio de las balas, las bombas lacrimógenas y represión callejera. Militante de un modesto, pero combativo grupo de estudiantes en la UNAH, logramos establecer una lucha en común durante el contexto de las continuas protestas sociales del 2009. Es difícil decirlo, pero vi caer muchos jóvenes y luchadores sociales, mientras los medios de comunicación escondían lo que pasaba en el país.
Como estudiante de maestría, he establecido una agenda motivado por los enfoques de la historia social y cultural, para apostarle a un análisis sobre la protesta social hondureña. Entre el 2009-19, en Honduras han pasado muchas cosas. Algunas muy lamentables, pero otras, que me inspiran a escribir con riesgos a equivocarme, un bosquejo histórico de aquellos que murieron en medio de las balas y represión auspiciadas por las elites hondureñas acostumbradas a mirar al pueblo, en un estado de menosprecio absoluto.
Para esquematizar este análisis, centraré mi atención en los siguientes aspectos: 1. El extraño y progresista gobierno de Mel Zelaya. 2. Los actores intelectuales del Golpe de estado tanto externos e internos. 3. Protestas sociales y represión de una década y las banderas de lucha. 4. ¿El bipartidismo en crisis y el ascenso del Partido Nacional? 5. Dictadura y la oposición desorganizada. 6. Los mecanismos de organización de base del Partido Nacional. 7. Remilitarización de la sociedad hondureña. 8. La conformación del narco estado, y narco dictadura en Honduras: el cartel de los Hernández. 9. Conclusiones
El extraño y progresista gobierno de Mel Zelaya
Siempre me he preguntado ¿Cuál ha sido el nivel de conciencia política desarrollada por el hondureño común desde el abandono directo del poder por parte de los militares en 1982, en esa transición a la democracia tutelada (Barahona, 2005)? Aún recuerdo el nivel de ingenuidad política, que tenía cuándo se efectuaban los bombardeos de EUA sobre Irak, en el año 2002. Todo aquello para mí, en aquellos años, era una gran película trasmitida por CNN, de manera heroica, y desde luego, siendo EUA el artífice de esta gran hazaña por la libertad.
Sin duda, este servidor era el reflejo del típico ciudadano, que vive su vida envuelto en esa gran mentira a la que cínicamente los pensadores liberales llaman poder del pueblo, o en su defecto, democracia. Sé que algunos no estarán de acuerdo con lo que voy expresar, pero mientras CNN, y demás transnacionales de comunicación estadounidenses, seguían su curso normal de enajenación e imposición de la verdad de EUA en la primera década del siglo XXI, en América Latina se estaba gestando un proceso de cambio auspiciado por los gobiernos progresistas de izquierda y el fenómeno del chavismo en Venezuela. Estos procesos más adelante serán estigmatizados por EUA–principalmente el proyecto continental del comandante Hugo Chávez– y las derechas nacionales en Latinoamérica.
No obstante, mientras los vientos de cambio se estaban generando en América Latina, Honduras era la cara del conservadurismo, era el rostro de la estaticidad. Como usualmente ocurre, las élites de nuestro país, mantenían nuestra población en una especie de aislamiento de los fenómenos internacionales. El siglo XXI, encontró a Honduras en una situación compleja. Apenas, la población superaba el trauma del huracán Mitch (1998), el fenómeno de las maras y la introducción del modelo neoliberal desde la década de 1990 (aunque Matías Fúnez apunta que este proceso comenzó en la década de los ochenta con el Gobierno de Roberto Suazo, entre 1982-84). Las elecciones del año 2005, convocaron a dos personajes polémicos del tradicionalismo político: Porfirio Lobo Sosa (1947), –quien presidía la presidencia del Congreso Nacional (2002-06), aprovechando dicho puesto para lanzarse como candidato presidencial, aunque era prohibido según las leyes hondureñas, y condonarse una jugosa deuda personal con el estado– y Manuel Zelaya Rosales (1952), quien proviene, de una de las familias más ricas del departamento de Olancho. Su familia tiene vínculos con el poder desde el periodo colonial en Honduras.
En aquél momento, mi conciencia política era inverosímil. No entendía las propuestas que giraban alrededor de los presidenciables. Pepe Lobo[1] ofrecía el puño firme (una campaña que promovía la pena de muerte sin pie, ni cabeza); en cambio, Manuel Zelaya Rosales, proponía su famoso Gobierno del poder ciudadano[2]. Honduras era un caos: nuestra sociedad había experimentado la violencia generada por el crimen organizado (las maras y la narco actividad), una pérdida del poder adquisitivo en materia económica, y un proceso irreversible de devaluación del lempira frente al dólar, que tomó pasos agigantados con la política neoliberal del gobierno de Ricardo Maduro (2002-06). Desde el retorno de la democracia bipartidista, la tendencia electoral fue: dos gobiernos liberales, un gobierno nacionalista –Primera tendencia: Roberto Suazo Córdoba (1982-86), José Simón Azcona del Hoyo (1986-90), y Rafael Leonardo Callejas (1990-94). Segunda tendencia: Carlos Roberto Reina (1994-98), Carlos Flores Facussé (1998-2002), y Ricardo Maduro (2002-2006) – es decir, que las predicciones apuntaban a un gane del Partido Liberal. En efecto, en las elecciones del 2005, Manuel Zelaya derrotó a su paisano olanchano, Porfirio Lobo, en unas elecciones apretadas.
¿Cómo fue que el gobierno de Manuel Zelaya pasó de una tendencia conservadora, a una posición progresista?, ¿Cuál era la coyuntura en América Latina que acercó al gobierno de Manuel Zelaya a las posiciones de la izquierda en la primera década del siglo XXI?
Existe un discurso gastado sostenido por el Partido Liberal de Honduras, en que siempre han apoyado las reformas sociales más importantes en el país. Pamplinas, los liberales también han sido crueles con el pueblo hondureño cuando han estado en el poder. Sin embargo, al posicionarse el gobierno de Manuel Zelaya, recuerdo escuchar a más de algún sociólogo hondureño, impresionarse ante las excelentes políticas que llevó a cabo Manuel Zelaya entre el 2006-2008. ¿Cuáles fueron esas políticas sociales que impulsó Mel Zelaya? Algunas de las más importantes fueron: ejecución de una política de recuperación de la ENEE, reducción de los costos del combustible (llegó a costar Lps. 50.00 el galón), revisión de los acuerdos con el FMI, incremento al salario mínimo, anexión al programa de Petrocaribe que promovía el presidente Hugo Chávez (1998-2013), a través del ALBA, matrícula gratis para el nivel de primaria y secundaria en el sistema de educación pública.
Los espectadores nacionales e internacionales, políticos e intelectuales, empezaron a cuestionarse de dónde provenían estas estrategias sociales de Mel Zelaya[3]. Durante sus tres años y medio en el poder, Mel Zelaya fue duramente criticado debido a algunas de sus acciones. Una de las más polémicas que recuerdo, fue el cambio de horario (se adelantó una del horario hondureño) y el programa de ahorro de combustible llamado “Hoy no circula.” Sin embargo, hubieron otras más aceptadas, por ejemplo: el bono que se le otorgaba a las personas, que mantenían un equilibrio de consumo de la energía eléctrica.
Resulta bastante difícil ubicar la procedencia progresista que tomó el gobierno de Mel Zelaya. Algunos podrían intuir que su gobierno se rodeó de excelentes intelectuales, como ser: Víctor Meza, Nelson Ávila, Darío Euraque, Rodolfo Pastor Fasquelle, el poeta Roberto Sosa, Galel Cárdenas, etcétera. Otras aristas, que nos proporcionan elementos, fue su acercamiento con los sectores populares: el gremio magisterial, las organizaciones obreras, y las organizaciones campesinas. No obstante, existe una tercera hipótesis, la cual, va correlacionada en el contacto que Mel Zelaya tuvo con el presidente Hugo Chávez de Venezuela, y Daniel Ortega del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quien llego al poder en el año 2006.
Lo cierto es que, de pronto tenemos a un Manuel Zelaya enfrentado con la empresa privada, con los organismos de financiamiento internacional –Banco Internacional de Desarrollo (BID), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la Embajada Americana, los altos jerarcas de las iglesias católica y protestante, y los principales medios de comunicación, quienes mantenían una campaña de desprestigio en contra de Mel Zelaya: el Heraldo, La Prensa, los medios alrededor del grupo de Emisoras Unidad (EU), y la corporación Televicentro (TVC), etcétera.
Uno de los aspectos más importantes, fue el nivel de conciencia que despertó el Gobierno del poder ciudadano, pues en Honduras se comenzó a hablar de transparencia, de poder popular, de constituyente, de libertades públicas, etcétera. Los grupos a los que enfrentó Mel Zelaya, son los que controlan este país. La empresa privada se sintió bastante ofendida cuando, Mel Zelaya, vía decreto ejecutivo, aumentó de manera contundente el salario mínimo, que pasó de Lps. 3,400.00 a 5,500.00 de manera gradual, teniendo una diferenciación en la zona rural y urbana; y según el número de empleados de la empresa. Los empresarios pegaron el grito al cielo, y una primera respuesta fue el despido de miles de empleados, bajo el pretexto de una elevación en los costos de producción. Según una nota del periódico digital Nos Queda Claro (NQC), afirma que:
El expresidente José Manuel Zelaya en el 2008 anunció el aumento de los salarios mínimos, para miles de empleados públicos el cual fue de 5,500 lempiras mensuales para el sector urbano y 4,055 lempiras para el área rural. Dicha medida en lugar de beneficiar causó que casi 15,000 personas quedarán desempleadas, luego de que sus patronos declaran no tener capacidad de cumplir con el nuevo sueldo decretado unilateralmente por el Gobierno (claro, 2017).
Economistas, empresarios, y medios de comunicación, hicieron un frente común para desacreditar el aumento al salario mínimo. La alarmante cita que posteé del periódico Nos Queda Claro, es bastante alarmante. Sin embargo, un estudio detallado denominado: Los poderes facticos en Honduras, nos muestran que la mayor parte de empresarios jamás pierden en sus ganancias (Honduras H. p., 2017). En otras palabras, el lloriqueo de la burguesía nacional también es cuestionable, a la luz de estudios que analizan sus comportamientos económicos. Es increíble la cantidad de trabajos académicos que develan el suntuoso poderío económico que tienen las élites de Centroamérica y de Honduras. Para el caso de Honduras, mencionaré el más reciente y poco socializado en los círculos académicos: Cuando la corrupción es el sistema que opera: el caso de Honduras de Sarah Chayes (Chayes, 2017). Este trabajo único, lanzado en el habla inglesa, apareció en Junio de 2017, en momentos en que el gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH), estaba siendo fuertemente cuestionado. Sin embargo, es de destacar el nivel de cinismo de las élites económicas hondureñas quienes están involucrados en su mayoría, en actividades ilícitas en conjunción con políticos y militares hondureños, según nos muestra este trabajo citado. Meses después, se dará el penoso fraude electoral en noviembre de 2017. Otro estudio importante es el trabajo de Marvin Barahona denominado Élites, redes de poder y régimen político en Honduras, donde el historiador aborda como desde de la década de 1980, han tejido su poderío económico, los principales actores de la empresa privada hondureña (COHEP), a la actualidad.
. El choque entre la empresa privada y Mel Zelaya, generó después del golpe de estado del 2009, una discusión que se había perdido del vocabulario común hondureño: el señalamiento a la burguesía nacional. Después del golpe de estado, se comentaba por todos lados, sobre las diez familias que gobiernan este país, a quienes la gente acusaba de haber perpetrado el golpe de estado. Esta burguesía nacional actualmente se divide entre empresarios de origen extranjero –árabes, palestinos, sirios, y judíos– y nacionales. Todos estos se unieron antes del 2009, para sabotear el gobierno de Manuel Zelaya Rosales.
Mel Zelaya, también entrará en contradicción con la embajada de EUA. El historial de sabotaje, injerencia e intromisión de EUA, en los asuntos internos de nuestro país, tiene una larga data. Por algo tenemos el calificativo de República bananera; por algo se dice que, Honduras es uno de los laboratorios de EUA en el continente. Por algo nuestro territorio ha sido utilizado en varias ocasiones como base militar de los norteamericanos (La base de Palmerola fue utilizada como plataforma para combatir las guerrillas Centroamericanas, en la década de 1980). En este sentido, EUA aparece como un actor social divergente, en el gobierno de Manuel Zelaya. ¿Cuándo comenzaron estas reyertas? Me voy a referir a los episodios más conocidos: la crítica de la embajada de EUA, por el romance de Mel Zelaya y Hugo Chávez, la no acreditación del embajador de EUA en 2008 (Hugo Lorens), y los fuertes cuestionamientos que Mel Zelaya realizó contra la diplomacia estadounidense, en varias ocasiones. Según testimonios del mismo Mel Zelaya, EUA le dio en algún momento, una agenda de trabajo, que consistía en nombramiento de personas en ciertos puestos del estado, la prohibición de relacionarse con Cuba y Venezuela[4], y la ejecución de directrices políticas de EUA, en nuestro país. Dicha agenda fue desestimada por Mel Zelaya, quien días antes del golpe, generó un panorama para incorporar nuevamente a Cuba a la OEA, sin saber que la secretaria de estado Hillary Clinton, conocía de los planes de su país, para apoyar un golpe de estado en Honduras, ante la supuesta presencia venezolana y cubana en nuestro país.
Otros dos frentes con los que tuvo que lidiar el presidente Zelaya, fue con los organismos de financiamiento internacional, y los altos jerarcas de las iglesias en Honduras. En el primer caso, Mel Zelaya se atrevió a cuestionar el programa neoliberal del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BID, quienes durante la administración de Ricardo Maduro, mantuvieron a raya a Honduras, en su programa de sus políticas reguladoras. Una nota periodística expresa la tensión de Manuel Zelaya y el FMI, la cual apunta lo siguiente.
Honduras no necesita un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)” y arguyó que la relación de su Gobierno con el organismo internacional“es por una conveniencia de estrategias políticas, de imagen económica a nivel internacional” “Honduras no tiene necesidad del Fondo Monetario Internacional, Honduras ha superado todos los indicadores de un país que puede sostenerse sin el aporte del Fondo Monetario Internacional”, expuso el gobernante en una rueda de prensa (Digital, 2009).
En el caso de la iglesia, Mel Zelaya entró en un debate interesante, puesto que este actor social revivió, una vieja táctica de las sociedades liberales: el anticomunismo. En los años de la guerra fría (1950-91), siempre se acusó a los comunistas por su ateísmo. Aunque Mel Zelaya jamás ocultó su credo católico-cristiano, se levantó una campaña en contra de su gobierno, de importar a Honduras el comunismo Cubano y el socialismo de Chávez. Incluso, se utilizó en Honduras, aquella vieja etiqueta que los rusos recibieron de ser el imperio del mal. Una gran cruzada contra el comunismo se levantó en la Honduras del siglo XXI, y se empezó a alarmar a la gente sencilla, con algunas frases del pasado: “se van a expropiar las casas de los ricos, para dársela a los pobres”, “los comunistas hacen los niños en sopa”.
La visión, anacrónica de los grupos de poder en Honduras, es realmente abismal. Resucitaron el fantasma del comunismo en Honduras, cuando la Unión Soviética (1991), tenía dieciocho años de haber desaparecido, y habían pasado, veinte años de la caída del muro de Berlín (1989). No obstante, ellos se empecinaron por desempolvar los manuales de la guerra fría internacional, para ubicarla en este nuevo contexto, de la primera década del siglo XXI. En definitiva, esto hace que las élites hondureñas tengan el perfil de ser las más recalcitrantes de América Latina.
Con todo esto, una serie de actores sociales de la época más dura de la guerra fría hondureña (la década de 1980), volvieron a salir de las alcantarillas, donde permanecieron escondidos en la década de los 90. Uno de estos siniestros personajes, fue Billy Joya, líder del escuadrón de la muerte 3-16, quien asesoró a los militares para propiciar el golpe de estado a Mel Zelaya en el 2009 y establecer una línea de exterminio esquematizado que se mantiene vigente al 2019. Sin embargo, también aparecieron muchos líderes sociales de izquierda, apoyando al gobierno de Mel Zelaya.
Todo el escenario estaba montado para ejecutar el golpe de estado del 2009, desde antes de la hora cero: 28 de junio del 2009. Este fenómeno no ocurría en Honduras desde 1972, cuando los militares dieron su último golpe de estado a Ramón Ernesto Cruz (anteriormente lo hicieron en 1956 contra Julio Lozano Díaz, y Ramón Villeda Morales en 1963). Evidentemente, a pesar de que el golpe de estado del 2009, fue a todas luces un golpe militar; es parte de una nueva ola de golpes de estado promovidos en Latinoamérica por parte de EUA, que contienen otros matices. Algunos le han llamado golpes suaves, siguiendo las líneas del estratega en desestabilización, Gene Sharp. Otros le han llamado, golpes constitucionales. Nuestros abogados ligados al poder, le llamaron en Honduras sucesión constitucional. En fin, medios de comunicación, jerarcas de las iglesias cristianas (católico y protestante), y la empresa privada, habían decidido acabar de raíz, con el extraño gobierno progresista de Mel Zelaya. ¿Quiénes fueron los actores intelectuales del golpe de estado en Honduras en 2009?
2. Los actores intelectuales, externos e internos, del Golpe de Estado.
Los acercamientos, de Mel Zelaya con el extinto Hugo Chávez (2013), provocaron que Estados Unidos y los grupos de poder hondureños, decidieran la suerte del Gobierno del poder ciudadano. Como olvidar la animadversión que despertó la venida de Hugo Chávez a nuestro país, en el año 2008. El comandante Chávez, sentencio de Pitiyankis a los grupos de poder hondureños que se oponían a Mel Zelaya.
Al año siguiente, algunas fuentes extraoficiales, señalaban que, el golpe de estado fue planificado en la ciudad de San Pedro Sula, mientras se desarrollaba la reunión de la OEA el 3 de junio del 2009, en el suntuoso palacio de la élite extranjera hondureña, conocida como el “Club hondureño árabe”. Algunos correos electrónicos pinchados a la ex secretaria Hillary Clinton, rebelan la planificación de EUA, para derrocar a Mel Zelaya.
No obstante, una de las propuestas que causó gran revuelo político, fue la propuesta de la Cuarta urna de Mel Zelaya, la fue una de las causales que provocaron el golpe de estado del 2009, a este político tradicional. Muchos interpretaron que esta propuesta apuntaba a generar un escenario reeleccionista, en la figura de Mel Zelaya. ¿Cuál era la propuesta de la cuarta urna? Concretamente, proponía la instalación de una consulta, para poder convocar a una asamblea nacional constituyente, y crear el marco para una nueva constitución. Las élites políticas y económicas, les causó gran pánico la idea, de un segundo gobierno de Mel Zelaya. Ya habían sido golpeados por este personaje en varios escenarios, y en muchos de ellos, Mel Zelaya les ganó la partida. Lo interesante de todo esto, es que los principales medios de comunicación, escritos y televisados, empezaron una recia campaña de desprestigio contra el gobierno de Zelaya.
Algunas de las consignas más comunes, fueron: “el comunismo está en Honduras”, “Mel quiere hacer de Honduras, una nueva Cuba”, “Mel quiere convertirse en dictador”. Este tipo de discurso fue patrocinado fuertemente por La Prensa, El Heraldo, y La Tribuna. Evidentemente, los dueños de estos medios mencionados, han sido parte de las élites. A modo de ejemplo: Jorge Canahuati Larach –de la élite económica– y Carlos Flores Facusé –de la élite política– utilizaron sus medios para una campaña mediática de desprestigio hacia Manuel Zelaya. Esta fue una tangente del clima imperante. Días antes del golpe de estado, los medios televisados, radios, y prensa escrita, no escatimaron esfuerzo para estigmatizar el gobierno de Mel y generar un panorama de crisis. El viernes 26 y sábado 27 de junio, la gente andaba alborotada, cargando gasolina, comprando en los súper mercados.
Algunos conceptos comunes, días antes del golpe de estado del 2009, giraron en torno a: poder popular, constituyente, reelección, democracia representativa, y democracia popular. Frente a la escalada mediática, el gobierno de Mel Zelaya, apenas podía defenderse, con el recién canal del estado, creado por él, y el periódico oficialista llamado El Poder Ciudadano.
La gran paradoja de todo esto, es que todos los actores sociales involucrados, aludían a una unión por la defensa de la democracia en Honduras, y salvaguardarla del comunismo, y socialismo del siglo XXI, de Hugo Chávez. La idea de una constituyente, según el discurso de las élites, era el camino perfecto para que Mel Zelaya se reeligiera y se posicionará como dictador. El descaro de todos estos sectores, es totalmente colosal, pues todos ellos han guardado silencio, frente al marco generado por Juan Orlando Hernández, quien sí violó la constitución para generarse su proyecto reeleccionista, sin hacer una constituyente, e implementando medidas arbitrarias para conseguir su cometido.
¿Quiénes fueron los actores intelectuales del golpe de estado del 2009? No cabe duda de que fueron los grupos conservadores de la élite política y económica, quienes contaron con la bendición de las dos iglesias dominantes en Honduras: católicos y protestantes (sobre todo las iglesias neo pentecostales). A este grupo de actores, hay que añadir a la embajada de EUA, quienes en ese momento, estaban en una lucha abierta y de sabotaje contra los gobiernos progresistas de izquierda en América Latina. Por tanto, el año 2009, será una etapa de conspiraciones, e intrigas. Honduras se convertirá una vez más, en el laboratorio de Estados Unidos para crear golpes de estado y procesos de desestabilización en América Latina. EUA, ya había intentado dar un golpe de estado en el año 2002, en Venezuela, el cual fracasó porque la mayor parte de las fuerzas armadas de este país, fueron fieles seguidores del comandante Chávez. Detrás de este telón de confrontación en el año 2009, también se encontraban conspirando los pequeños carteles de la droga en Honduras. De esto hablaremos más adelante.
3. Protestas sociales, banderas de lucha, y represión de una década.
Todavía recuerdo el nivel de confrontación que el presidente Zelaya tuvo con las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA). El comandante general de esta institución (General Romeo Vásquez Velásquez), había sido destituido por Mel Zelaya, ya que éste entró en desacato, al negarse a llevar por todo el país, la consulta popular de la Cuarta urna, la cual, debía de llevarse a cabo el 28 de junio del 2009. Tanto el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia, habían declarado como ilegal esta consulta popular. Dicha propuesta consistiría en preguntarle al pueblo, si estaban de acuerdo en poner una cuarta urna en las elecciones de noviembre del 2009, y promover la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente. El objetivo a largo plazo seria la creación de una nueva constitución para sustituir la de 1982.
Según el gabinete de Mel Zelaya, la constitución vigente de Honduras, no estaba a la altura de los cambios sociales del siglo XXI. No proporcionaba mecanismos de consulta popular, para llevar a cabo decisiones de gran interés para todos los hondureños. Una fuerte ola de críticas se construyó alrededor de la constitución hondureña de 1982.
Ante la negativa de las FFAA, de llevar el material de la Cuarta urna a nivel nacional, Mel Zelaya, hizo un llamado para ir a la fuerza aérea de Tegucigalpa, para recoger dicho material y distribuirlo con los simpatizantes de su gobierno y militantes del Partido Liberal. Yo recuerdo estar viendo por el canal del estado, estos acontecimientos. Inmediatamente, me dirigí a las cercanías de casa presidencial, donde había aproximadamente unos 20 buses, esperando a la ciudadanía para acompañar a Mel Zelaya, quien en su condición de comandante general de las FFAA, según la constitución actual, iría a reclamar personalmente el material para la consulta de la Cuarta urna. Esta fue mi primera experiencia en acuerpar una dinámica política que tenía tintes de ser popular. Regularmente, mis posiciones siempre fueron apolíticas, con un alto grado de pesimismo y rechazo a los partidos tradicionales de nuestro país. Me involucré, sin querer, en el proyecto de la Cuarta urna, sin imaginar lo que se venía.
El día sábado 27 de junio, las puertas de casa presidencial se abrieron para el público en general, un hecho poco común en la historia de las relaciones entre políticos y pueblo en general. Al día siguiente se llevaría la consulta, y muchas personas optimistas esperaban que este proceso democrático, se llevara a cabo con éxito.
A las 5:30 de la mañana, la energía eléctrica fue interrumpida a nivel nacional. Todas las radios de prestigio, como: HRN, Radio América, Radio Cadena Voces, etcétera, estaban fuera del aire. La única emisora que informó lo que estaba pasando en Honduras, antes de ser sacada del aire, fue Radio Globo, quienes informaron que se había perpetrado un golpe de estado en Honduras. Es interesante cómo el ala más conservadora del Partido Liberal, terminará traicionando a Mel Zelaya. En un sentido práctico, el Congreso Nacional, era mayoría del PL y debía de apoyar en todas las decisiones al presidente de la república. No obstante, el presidente del congreso, Roberto Micheletti, había entrado en rebeldía contra el poder ejecutivo en varias ocasiones. Para el 25 de Junio, el Congreso, la Corte Suprema de Justicia, la fiscalía, le ordenaron a Mel Zelaya detener la consulta popular del 28 de junio.
El 28 de junio del 2009, la casa del presidente Mel Zelaya fue asaltada por los militares, para ser destituido de su cargo y ser llevado como exiliado a la hermana república de Costa Rica. Dos cosas paradójicas se dieron alrededor de este hecho: primero, los militares emplearon una metodología de su bizarro discurso del pasado, botando a un presidente, acusándolo de comunista, como en su momento lo hicieron a Ramón Villeda Morales en 1963; segundo, pensaron que este golpe de estado iba a pasar desapercibido por la población hondureña, al cortar la energía eléctrica a nivel nacional, y sacar del aire a varias radios emblemáticas del país. Olvidaron que la generación millennials tiene más acceso a la información, que sus predecesoras.
En muchos canales de televisión, mantenían su programación habitual –caricaturas, novelas, deportes, etcétera– pero, las redes sociales se convirtieron en los medios de información alternativos para denunciar lo que estaba aconteciendo en Honduras. Paralelamente, las grandes cadenas internacionales, como: CNN, NBC, BBC y Tele Sur, transmitieron en vivo cada momento del golpe de estado que se estaba perpetrando en Honduras.
A partir de este momento, una oleada de protestas sociales, darán inicio en nuestro país. Sin embargo, también una gran oleada de represión se configurará por parte de los militares, contra una población que se enfrentó al golpe sin armas.
Los recuerdos que tengo de aquellos momentos, me traen bastante nostalgia, pues miles de seguidores de Manuel Zelaya Rosales, se aglutinaron alrededor de casa presidencial. Aquellos momentos fueron un gran espectáculo popular, pues a los simpatizantes, fueron sumándose sindicatos, los gremios magisteriales, es decir, el movimiento popular hondureño. Desde afuera se veía cómo los militares ingresaban por la parte trasera a casa presidencial.
Existe un gran debate de cómo se generan las lealtades, las alianzas, en lo que la sociología y la historia social, denominan movimientos sociales. ¿Qué es un movimiento social? Son grupos de personas que se unen en pro de ciertas luchas, que pueden tener diferentes características: demandas políticas, económicas, sociales, y culturales. Desde mi punto de vista, ese 28 de junio, fue la génesis de uno de los movimientos sociales más importantes de Honduras, dado que aglutinó una gran gama de sujetos sociales, que van desde grupos lésbico-gay (LGTB), diferentes subculturas (rastas, rockeros, raperos, barras bravas, etcétera), personas apolíticas, seguidores del Partido Liberal, la izquierda tradicional, en fin, una cantidad de sectores.
Los teóricos de los movimientos sociales –clásicos, y nuevos movimientos sociales– entienden el fenómeno del conflicto social, desde varias perspectivas: los funcionalistas, ven el conflicto como algo disfuncional y anómalo. El marxismo, como un conjunto de contradicciones que se dan entre clases sociales, a lo que Marx denomina lucha de clases. También están las perspectivas de los nuevos movimientos sociales, que juzgan el conflicto social como fenómenos de anomalías al sistema, como reclamo identitarios, o culturales. En esta perspectiva caben los movimientos ambientalistas. A este tipo de análisis hay que sumarle las visiones que provienen del neo marxismo, quienes hablan de redimensionar el concepto de lucha de clases, y traerlos a la discusión del cambio social del siglo XXI (Galafassi, 2011).
Es difícil encuadrar nuestro análisis bajo uno de estos esquemas, porque cada movimiento social tiene sus características, sus propias maneras de ser, y sus propios imaginarios sociales. El movimiento social que surgió en el 2009, es un movimiento que reivindica valores muy hondureños, como ser: la refundación de Honduras, una crítica al estado neoliberal, una crítica al tradicionalismo político, en donde se amalgaman múltiples interpretaciones políticas de la realidad nacional.
El día domingo 28 de Junio, se crearon indiscutiblemente, una serie de lealtades entre este conjunto de grupos fraccionados históricamente. Este será el cuerpo de actores sociales, que han llevado la protesta en Honduras del 2009 al 2019. De eso no me cabe la menor duda, pues son las personas que uno ha visto en la calle, enfrentando a los policías y a los militares en cada manifestación social.
¿Cuáles fueron las motivaciones de convergencia de este movimiento social del siglo XXI en Honduras? Evidentemente, la indignación que generaron las élites políticas, económicas, militares y religiosas, quienes también se unificaron para salvaguardar el estatus quo. Esto fue en 2009, pero si nos preguntamos, del porqué estos grupos se han mantenido, mi conclusión sería que tiene que ver con la crisis de desigualdad, corrupción, violencia, represión, extorsión, que se vive actualmente en nuestro país.
El 29 de junio, en el transcurso del día, inició oficialmente la represión contra el pueblo hondureño. Ese día, la capital fue un caos total, pero más que acallar a los que se oponían al golpe de estado, provocaron una antipatía generalizada contra las élites hondureñas. La huelga bananera de 1954, es recordada en Honduras por ser la de más duración: 69 días exactamente. No obstante, la protesta social contra el golpe de estado, se mantuvo seis meses de manera continua en las calles, en la zona central y en algunas partes del país.
Honduras ha tenido una serie de protestas sociales de gran escala, desde el golpe de estado al 2009-19. Voy a rescatar las más importantes: la lucha contra la Ley Fundamental de educación, llevada a cabo por el magisterio hondureño y los estudiantes, la lucha contra el fraude electoral en el año 2013, la lucha del movimiento estudiantil universitario entre el 2015 al 2017, y la crisis pos electoral contra un segundo fraude del Partido Nacional en el 2017. Para contextualizar nuestro análisis, incluiré en esta lista, la lucha que mantuvieron el sector salud y educación, contra los decretos de emergencia (PCM) que ha puesto en marcha de manera ilegítima, Juan Orlando Hernández (JOH). El sociólogo Eugenio Sosa, ha hablado de cuatro oleadas de protestas sociales entre 2009-19 en una de sus ponencias, recientemente en II Congreso de Historia llevado a cabo en UNAH-CU, en octubre del 2019.
¿Cómo se han aglutinado las élites que controlan el poder en Honduras, después del golpe de estado en 2009?, ¿Qué ocurrió con el tradicionalismo político después del golpe de estado? Jamás, las élites hondureñas habían sido sumamente cuestionadas en el lenguaje popular. Por un lado, la mayor parte de las familias de origen extranjero –Átala, Kafaty, Facusé, Larach, Canahuati, Kafie, Rosenthal, Ferrari, etcétera– fueron acusadas de haber estado involucradas en el golpe. Por otro lado, las élites políticas tradicionales –es decir, las alas más conservadoras del Partido Liberal (PL) y Partido Nacional (PN)– se unificaron para derrocar el gobierno de Mel Zelaya.
Los militares, quienes habían estado relegados del poder por mucho tiempo, aparecieron nuevamente como el brazo de represión de las élites hondureñas. Hay que recordar que el presidente liberal, Carlos Roberto Reina (1994-98), les mermó las grandes cuotas de preventas que gozaban los militares en Honduras, quienes administraron en el pasado, la gallina de los huevos de oro del estado: La empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel).
No obstante, como en las tenebrosas décadas de 1960, 70 y 80, los militares, más que defender la democracia, volvieron a su estado natural, como represores del pueblo. Esta es una historia no abordada por ningún estudioso en la actualidad. Sin embargo, la historia de las violaciones a los derechos humanos por parte de los militares, es un pendiente en la historiografía hondureña.
La cruzada por la democracia contra el comunismo de Mel Zelaya, por parte de las élites, ha generado todo un panorama de corrupción entre políticos tradicionales, empresarios, y militares. ¿Qué es democracia para las élites? Sencillamente, es la defensa de sus privilegios; pero en ningún momento, tiene que ver con la inclusión de todas las capas sociales de nuestra sociedad, en procesos de socialización por la equidad. Por tanto, todo ese cuento de comunismo, de totalitarismo que levantaron contra Mel, fue la excusa perfecta para perpetrar el golpe de estado del 2009.
¿Qué mecanismos han utilizado las élites para solidificar su poder? Primero, la empresa privada ha promovido en todo su esplendor el modelo neoliberal en Honduras: trabajo por hora, ausencia de contrato colectivo en las relaciones patronales, privatización de las empresas del estado, y vínculos con el narcotráfico de manera descarada; segundo, los partidos tradicionales se han coludido para saquear las empresas estatales en nefastos casos de corrupción –un ejemplo de ello, es el descalfo del seguro social (IHSS), donde se robaron 7,500 millones de lempiras– donde el Partido Nacional ha sido el artífice de todo este proceso; tercero, los militares, al haber apoyado el golpe de estado del 2009, han recuperado los espacios perdidos, y se han convertido en los garantes de lo que Marx denomina, la democracia burguesa, es decir, la dinámica en donde las élites mantienen subordinados a los pobres, mientras ellos disfrutan de riqueza y derroche.
¿Cuáles han sido las formas de represión empleadas por los militares en la última década? Desapariciones forzosas, tortura, seguimiento, espionaje, asesinatos de lesa humanidad en las manifestaciones, reactivación de los escuadrones de la muerte, infiltración, allanamientos ilegales, uso indiscriminado de artefactos químicos prohibidos por la ONU (gas pimienta, gas lacrimógeno, etcétera).
Uno de los sectores más afectados por la ola de represión, de violencia y militarismo en la última década, han sido los estudiantes. Las cifras son apabullantes. Un periódico de Honduras nos reporta que:
Prueba de ello, son las 1522 muertes de estudiantes de todos los niveles académicos, ocurridas desde el 1 de enero del 2010, hasta el 31 de marzo del presente año (2018). Estas cifras están estampadas en un minucioso estudio realizado por el Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS), y el Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) (Flores, 2018).
Otro tipo de fuentes que nos arrojan datos sobre la represión, son los diferentes informes de derechos humanos, que produjeron diferentes organizaciones, tanto nacionales, como internacionales.
En conclusión, los niveles de represión llevados a cabo por los militares, y las distintas fuerzas policiales creadas por Juan Orlando Hernández –Fusina, DPI, Policía Militar del Orden Público, ATIC, agentes especiales COBRAS (1982) y TIGRES (2013)– han llevado a una remilitarización de la sociedad hondureña.
¿Cuál ha sido el propósito de la remilitarización en Honduras? Sencillamente, blindar la narcodictadura nacionalista (más adelante comentaremos), y el estatus de las élites de poder. Los avances que se habían tenido por expulsar a los militares en los asuntos del estado, se vinieron abajo. Por ello, hoy tenemos unas fuerzas armadas beligerantes y deliberantes, como lo fueron entre las décadas de 1960-90. ¿Quiénes generaron la remilitarización de la sociedad hondureña? Evidentemente, el bipartidismo tradicionalista, pero particularmente el Partido Nacional.
4. El bipartidismo en crisis y el ascenso del Partido Nacional (PN)
Desde 1982, el poder político ha estado más en manos del Partido Liberal, como ya lo hemos rescatado en este ensayo. Sin embargo, el golpe de estado del 2009, dividió totalmente el histórico Partido Liberal (PL). En las tres últimas elecciones, el PL se ha convertido en una fuerza política de tercera categoría. Las evidencias son tangibles. En las elecciones del 2013 y 2017, el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) ha obtenido más diputados al Congreso Nacional, y más votos en las elecciones presidenciales, dejando muy mal visto al PL. En este sentido, el golpe de estado del 2009, saco el lado más conservador del PL. ¿Quiénes son las fuerzas más oscuras del PL? Según los analistas nacionales, tanto serios como no serios, Carlos Roberto Flores, es la principal figura del conservadurismo de este partido y otros más.
En el discurso del PL, ellos jamás han dado golpes de estado. No obstante, la historia dice lo contrario. En el año de 1923, el general Rafael López Gutiérrez (militante del PL), se declaró como dictador, dando un golpe de estado al proceso electoral de ese año. Esto provocó una de las guerras civiles más sangrientas en Honduras (1924) y la división del PL, en la década de 1920. Ese mismo hecho se repitió en el 2009, cuando el PL, se volvió a dividir. Históricamente el PL, ha tenido dos grandes divisiones en su historia: la primera, entre los años de 1921-23, de donde surgió el PN, siendo su principal adalid, Tiburcio Carías Andino (1876-1969). Este personaje emblemático fue militante del PL, de donde salió resentido y expulsado. La segunda división se desarrolló en el 2009, cuando se expulsó a Mel Zelaya del PL. Mel Zelaya, al igual que Tiburcio Carías, fundó su propio partido. El resultado ha sido el surgimiento de Libertad y Refundación (LIBRE), en el año 2011.
Estos dos partos políticos son inverosímiles. Del primer parto, surgió el partido más ultra conservador de Honduras: PN, del segundo parto, el Partido LIBRE, con una tendencia política aglutinante, donde convergen varias ideologías políticas.
¿Qué pasó con el bipartidismo político tradicional? Algunos asumieron la destrucción total del bipartidismo en Honduras. Pero después de diez años, esta idea puede ser cuestionable, ¿Por qué? Porque el golpe de estado del 2009, provocó el posicionamiento en el poder del PN, es decir, el conservadurismo. No obstante, muchos analistas olvidan que cuando el PN, ha tomado el poder, generan escenarios de largas dictaduras, y cuando no están en el poder, se unen hábilmente a las fuerzas más retrogradas. Voy a argumentar esta idea. La primera dictadura de partido, auspiciada por el PN, se dio entre 1933-56. Durante 23 años, los nacionalistas cavilaron para mantenerse en el poder. A veces, traicionándose y dividiéndose entre ellos mismos. Cuando perdieron el poder en el año de 1956, mediante un golpe de estado por parte de los militares, interesadamente estuvieron del lado de ellos, cuando estos acapararon el poder de manera absoluta en las décadas de 1960-70.
Para mí, el bipartidismo está en crisis pero no ha muerto, como vaticinaron muchos después del golpe de estado del 2009. El PN, se ha fortalecido en estos diez años. No es la principal fuerza política, pero sí un partido con una base social bastante fuerte. No obstante, las dos últimas elecciones nos muestran esta ambivalencia: primero, que este partido cuenta con una base social importante; segundo, no es el partido mayoritario en Honduras, dado que las últimas dos elecciones –las de 2013 y 2017– las perdió frente a una oposición que sí es mayoría pero no está organizada.
De tal manera, el bipartidismo está haciendo grandes esfuerzos para sobrevivir. Sin embargo, han surgido nuevas propuestas políticas. Por ejemplo: El Partido Anti Corrupción PAC (2012), y la Alianza de oposición contra la dictadura, en el año 2017. Los demás partidos minoritarios no los tomamos en cuenta, dado que tienen una función ruina, al ser utilizados como partidos bisagra en el Congreso Nacional de Honduras (CNH).
En conclusión, el PN, llegó al poder en el año 2010 coyunturalmente ante la división del PL. En la actualidad, el PL, ha pasado a ser una tercera fuerza, cuando en el pasado era el partido que más votos acaparaba a nivel nacional. Sin embargo, el bipartidismo en Honduras está en crisis, pero no está muerto. El bipartidismo es mantenido por el PN, quienes se han impuesto por medio de dos fraudes continuos: las elecciones de 2013 que dieron como ganadora a Xiomara Castro de Zelaya, y las de 2017 donde Salvador Nasralla, fue el virtual ganador de estas elecciones.
5. Dictadura y oposición desorganizada.
¿Cómo surgió la oposición contra la dictadura del Partido Nacional? Debido a las continuas violaciones a la constitución por parte del PN, y Juan Orlando Hernández. Las fuerzas políticas de oposición se unieron para enfrentar el proceso reeleccionista de JOH. En la memoria de las personas, está plasmada la imagen desvergonzada de cómo JOH legalizó la reelección en Honduras ¿Cuáles fueron esos movimientos? Primero, manipuló a varios diputados para que fueran a pedir a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la revisión y prohibición que no permitía de la reelección en Honduras. Segundo, destituyó a varios jueces de la sala constitucional para colocar a su gente. Para el año 2017 la reelección en Honduras, era un hecho, y por ende una dictadura de partido del siglo XXI, de los nacionalistas.
¿Qué es una dictadura de partido? es un estado de supremacía, represión, e ilegalidad en la que se sostiene un partido político. En retrospectiva, esta sería la segunda dictadura de partido generada por el PN. La primera, duró 23 años como mencionamos anteriormente. La segunda, mientras escribo estas líneas, ya tiene 10 años; y según los rumores dentro del mismo PN, esta dictadura podría durar 50 años. ¿Hay ejemplos en Latinoamérica que respalden este supuesto del PN? Sí, un caso particular es el PRI de México, que gobernó los destinos políticos de ese país durante 70 años.
Las dictaduras, usualmente generan procesos de oposición y convergencia de fuerzas contradictorias a este tipo de régimen. La oposición en Honduras, ha sido muy eficaz para consolidarse como fuerza política opositora, pero han sido de unificarse a nivel nacional. En la última década, el descontento de los ciudadanos hondureños, ha generado fuertes alianzas sociales y políticas; pero les ha faltado el ingrediente de la organización.
Todavía recuerdo el llamado que hizo LIBRE en el año 2012, para organizarse a nivel nacional. Ellos hablaban de un triple proceso: organización, movilización, y formación. Yo conocí de cerca está propuesta, la cual estaba pensada, para generar dinámicas de organización a nivel de barrio, departamento, y por cada ciudad de Honduras. Es decir, a nivel nacional. Sin embargo, todo esto quedó en papel mojado. Las bases sociales de LIBRE, se convirtieron en un movimiento político, abandonando, lo que le dio vida al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) en el año 2009.
No quisiera pasar estas líneas, sin manifestar el gran cumulo de solidaridad que se formó en 2009. El FNRP, acercó a maestros, obreros, movimientos ambientalistas, grupos LGTB, etcétera; generando alianzas de lealtad, de compromiso, entre toda esta gama de personas. Sin embargo, cuando el FNRP, se convirtió en partido político, es decir LIBRE, comenzaron las contradicciones internas, tirando por la borda aquel proceso de unidad que se dio en 2009. Muchas personas se sintieron traicionadas, y se aislaron temporalmente del proyecto político de LIBRE, dado que unos hablaban de refundación, y otros de alcanzar el poder político. El movimiento social fue absorbido por un movimiento político.
En conclusión, el llamado a organizarse a nivel nacional por parte del FNRP y LIBRE, jamás se ha desarrollado de manera seria, orgánica y definida. Esto ha generado un caos a lo interno de la oposición política contra el régimen nacionalista. Más que la organización de la fuerza política de oposición, ha imperado la espontaneidad de las reacciones sociales. Es decir, que las crisis sociales en Honduras han provocado que el pueblo salga a las calles, por un alto grado de indignación, pero desorganizadamente. Algunos ejemplos son: las marchas de las antorchas, que lucharon contra el desfalco del seguro social; la crisis pos electoral del 2017, que provocó una gran protesta a nivel nacional, siendo la costa norte uno de los principales focos de la insurrección ciudadana. Sin embargo, en este gran espectro de protestas sociales, me gustaría destacar la zona sur, donde se han mantenido las protestas de manera continua; y el despertar en la zona de occidente. Estas tres zonas del país, me parece que son el ingrediente principal de estas nuevas olas de protestas sociales. Jamás en la historia de Honduras, habían aparecido como actores de movimientos sociales, la zona sur, el occidente y parte del oriente de Honduras. Las protestas sociales más fuertes en Honduras han sido llevadas a cabo en la costa norte y la zona central.
6. Los mecanismos de organización de base del Partido Nacional.
¿Cuáles han sido los mecanismos de coacción y organización que ha utilizado el PN en la última década? Vamos a comentar, primero, los mecanismos de coacción utilizados por el Partido Nacional. ¿De dónde provienen las bases sociales del PN? Tegucigalpa, históricamente ha sido la ciudad donde más veces ha ganado este partido desde 1982 a la actualidad. De hecho, tienen 21 años controlando la alcaldía de Tegucigalpa. El último alcalde del PL, fue el pelón Acosta (1994-98).
Las bases del PN en el caso de la zona central de Honduras, provienen de los barrios más pobres de Tegucigalpa, donde el PN ha hecho un trabajo de hormiga, utilizando la alcaldía del distrito central como plataforma para comprar conciencias y generar lealtades políticas de clientelismo en la ciudad capital de Honduras. De tal forma, algo que ha mantenido al PN a nivel de organización, es su trabajo a nivel de las alcaldías. Otra característica del PN, son sus bases a nivel nacional, que ha mantenido a lo largo de la historia como partido tradicional. La dicotomía política, en las zonas urbanas y rurales de Honduras, es la de un pequeño caudillo político en equis lugar. Cada pueblo y ciudad de Honduras, cuenta con un representante de los partidos tradicionales. Este es otro de los fuertes que ha mantenido al PN; sin embargo, este partido ha tenido menos opciones de voto que el PL, el cual siempre le llevó la delantera.
Cuando alguien se convierte en militante de un partido tradicional en Honduras, estos cuentan con la capacidad de coaccionar a sus bases sociales, casi a niveles de extorsión. Los mecanismos que utilizan para coaccionar a las personas, son: instan a sus bases a movilizaciones políticas, pago de cuotas para el partido, cuentan con equipos de call center (grupos de respuesta), y grupos de choque (la mancha brava del PN) a nivel nacional. Sin embargo, la principal manera de coaccionar a sus militantes, es a través de las relaciones de trabajo. En Honduras, para poder conseguir un trabajo en el estado, pesa más el ser militantes de un partido tradicional, que en las capacidades intelectuales que pueda tener una persona. Comúnmente en Honduras, a esto se le llama: ser parte de la argolla, tener cuello, conectes; es decir, el apadrinamiento político.
En la última década, el PN, ha creado otras formas de coacción. ¿Cuáles son esas formas? Todas esas medidas populistas que ha llevado a cabo los dos gobiernos de JOH a través de su supuestos proyectos sociales: vida mejor, con chamba vivís mejor (Misión Permanente de Honduras ante Naciones Unidas), bolsa solidaria, techos dignos, ecofogón, actívate, Honduras para todos (Honduras), y el famoso bono diez mil.
Estos programas sociales, en el caso de Honduras se utilizan para hacer negocios, compra de votos políticos, y el enriquecimiento ilícito de quienes manejan este tipo de carteras presupuestarias. Total, ninguno de estos proyectos sociales llega de manera genuina a las personas, sino que sirven para generar relaciones de dependencia, entre político y militante. Esto generalmente se da en las zonas más pobres de Honduras, y en los anillos de pobreza que rondan la capital de Honduras. Por tanto, en cada barrio donde hay pobreza, es normal encontrar un activista del PN.
En conclusión, en los últimos diez años, los nacionalistas se han modernizado en la manera de comprar votos y generar lealtades políticas. La oposición política, ha generado algunos nombres para referirse a estas lealtades políticas alrededor de los nacionalistas: mostaceros, cincuentapeceros, cachucerdos, vende patrias. Por ejemplo, el caso del Bono diez mil es una manera de compra venta de lealtades políticas. La dinámica es la siguiente; aunque les ofrecen a las personas recibir de manera gradual esta cantidad de dinero, generalmente no reciben ni la cuarta parte de lo prometido ¿Quién se queda con la otra parte del dinero? Lo cierto es que el PN, ha estado involucrado en nefastos casos de corrupción: desfalco del seguro social, entrega de las empresas estatales –energía, comunicaciones, servicios de agua potable, contratos mineros, entrega de recursos naturales y tierra para proyectos hidroeléctricos– manipulaciones de ONG. Un caso emblemático son las ONG manejadas por la primera dama de la nación Ana García Carías y JOH, donde se rumora que se han lavado dos mil quinientos millones de lempiras, etcétera.
El éxito de trabajo del PN con sus bases, consiste en el trabajo de hormiga que tienen sus líderes en barrios, ciudades, y departamentos a nivel nacional. Los nacionalistas han sabido canalizar todos estos mecanismos de coacción anteriormente mencionados. En Honduras, la pobreza tanto económica como cultural, es un arma de doble filo, pues los políticos se aprovechan para poder manipular a las personas.
7. Remilitarización de la sociedad hondureña.
Defino remilitarización, como el retroceso a una cultura militar que ya habíamos tenido en el pasado, en Honduras. Las fuerzas armadas habían dejado de ser importantes en las dinámicas sociopolíticas de nuestro país, cuando el expresidente Carlos Roberto Reina, los había debilitado en su programa político de desmilitarización conocido con el nombre de la Revolución moral. Esto fue un grave golpe a las fuerzas armadas, quienes por décadas habían instaurado una cultura militar en el seno de la familia hondureña.
¿Cuál era esa cultura militar que prevaleció en Honduras durante las décadas de 1960-90? Por alguna razón, la cultura militar hondureña proviene de la etapa de la guerra fría, cuando se militarizó nuestra sociedad, preparándola para una eventual guerra contra un enemigo inexistente: el comunismo internacional soviético. Jamás, el comunismo proliferó en nuestro país, sin embargo, esa cultura militar jamás no fue depuesta, incluso después de la caída de la Unión Soviética y el fin guerra fría en 1991.
La cultura militar impuesta en Honduras, consistió en el servicio militar obligatorio. Generalmente, a quienes reclutaban para los puestos de baja categoría, eran a las personas de las clases bajas y medias. Las personas que andan entre 45 a 60 años en la actualidad, son testigos de lo cruel que era ese servicio militar. En los distintos batallones de Honduras, se daba un adoctrinamiento anticomunista y disímil a la democracia. Era una especie de lavado de cerebro, donde se le inculcaba a la gente la violencia militar, la obediencia, y un odio hacia la población civil que no vestía los colores moteados del verde olivo militar.
Esta cultura militar, ha sido traída a nuestro presente por el PN, al crear todas esas unidades de comandos especiales, y de inteligencia militar: Policía Militar del Orden Público (PMOP), Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (TIGRES); y distintas unidades de inteligencia, como ser la Dirección de Inteligencia Policial (DPI), y la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (FUSINA).
Todas estas unidades al servicio del PN, han resucitado el contenido de aquella vieja cultura militar: odio a la población civil, odio a las manifestaciones sociales, y una defensa ciega y mercantilista al dictador.
No dudaría que la CIA, y el comando sur de EUA, están detrás de estos programas de adoctrinamiento militar. La cooperación estadounidense en nuestro país, se ha intensificado después del golpe de estado del 2009. Por tanto, cada manifestación que se ha llevado a cabo en los últimos diez años, ha sido fuertemente reprimida bajo este nuevo o viejo esquema de cultura militar. Es lamentable que en Honduras se reprimen: manifestaciones pacíficas, partidos de futbol –en las jornadas futboleras de la Liga Nacional, la Policía Militar ha reprimido a las aficiones, por el hecho de gritar algunas consignas, como por ejemplo: FUERA JOH, irrespetando la asistencia de niños, mujeres, personas mayores, etcétera– conciertos, y protestas estudiantiles.
En Honduras se ha vuelto común, el Fuera JOH. En casi la mayor parte de manifestaciones públicas, este dicho se ha convertido en el cántico de inconformidad del hondureño. Se dice en: bodas, fiestas, graduaciones, partidos de futbol, presentaciones culturales, e incluso en el extranjero, esta consigna es común.
En definitiva, el pueblo hondureño, ha tenido que lidiar con esta cultura militar de odio de manera creativa y a través de la contracultura como decía Antonio Gramsci (1891-37). La remilitarización de la sociedad hondureña, ha provocado a que los militares se conviertan en un actor social de contrapeso. Por esta razón, se ha generado una discusión de otorgarles el derecho de votar, a militares y policías, cuando la constitución no lo permite.
En otras palabras, JOH, ha tenido que negociar jugosos sueldos y preventas para mantener la lealtad de los militares. Esto es un gran sacrilegio, ya que todos estos sacrificios los hace el pueblo hondureño, a través del pago de sus impuestos. Por tanto, la lealtad de los militares se mantiene en una cuerda floja, entre preventas económicas y poder político.
8. La conformación del narco Estado: la narco dictadura del cartel de los hermanos Hernández
Otra variante en esta nueva cara dictatorial del PN, es su relación con el narcotráfico. ¿Cuál es la historia de la narco actividad en Honduras? En la década de 1980, Ramón Matta Ballesteros, fue el principal referente del narcotráfico en Honduras. No obstante, en el año de 1988, fue extraditado hacia los Estados Unidos, generando una gran conmoción en la capital de Honduras. La gente beneficiada por don Matta, salió a las calles para protestar, culminando dicho evento con la quema de la embajada de los Estados Unidos el 7 de abril de 1988.
El negocio del narcotráfico durante las siguientes décadas ha pasado por manos de militares, políticos, policía, y crimen organizado. Al menos así estaban las cosas en la primera década del siglo XXI, en Honduras. Un reporte de la asociación InSight Crime (digital, 2019), comenta que en Honduras, operaban al menos, seis carteles de la droga, entre los cuales se encuentran: el Cartel de los Valle (zona de occidente), el cartel de los Cachiros (zona nororiental), y el Cartel de Tony Hernández (zona de occidente).
En el año 2008, estos pequeños carteles, empezaron a concebir un plan de consolidación en Honduras, como plataforma del tránsito de la droga, hacia EUA. Para dar este paso, utilizaron como estrategia, el financiamiento de políticos claves de los partidos tradicionales, para operar en la impunidad. El juicio de Tony Hernández (TH), ha revelado este tipo de conspiración organizada. El financiamiento electoral ha sido un gran canal para crear esa relación entre narcotraficantes y políticos. Un reporte del departamento de estado, afirma “que el narcotraficante, Juan Antonio, alias “Tony” Hernández financió con dinero que obtuvo del narcotráfico las campañas políticas del Partido Nacional durante las elecciones de 2009, 2013 y 2017” (Criterio.hn, 2019).
Hay otro tipo de evidencias que reafirman este hecho; los testimonios de los capos de la droga en Honduras presos en EUA. Por ejemplo, en el testimonio de Alexander Ardón, cuando fue interrogado, reveló lo siguiente “¿Usted alguna vez interfirió en las elecciones en Honduras con fraude?", le preguntó el lunes el fiscal Emil Bové. "Sí", respondió Ardón. "En 2005, 2009, 2013, 2017" (Excelsior, 2019).
Hace diez años, ningún analista hubiese imaginado el nivel de operatividad e influencia de los narcos, en la política hondureña. ¿Cómo se construyó la narco dictadura en Honduras? Se construyó por medio de una red de alianzas entre políticos, militares y capos del narcotráfico. Dichas alianzas, se trasmutaron en lavado de activos, en negocios con la banca privada, y el financiamiento de políticos. Esto ha convertido a Honduras en la mini Colombia de Centroamérica.
La narco dictadura cachureca (del Partido Nacional), es un producto histórico del siglo XXI, porque en el pasado fueron de carácter militar (dictadura de Tiburcio Carías Andino). El PN se ha visto involucrado en serios casos de corrupción, siendo el más sonado, el desfalco del seguro social. La protesta social, invitó a que en Honduras se instalara un aparato de investigación internacional neutral, debido a los altos niveles de impunidad de la justicia hondureña. La OEA, la embajada de EUA, y el gobierno de Honduras, decidieron instalar la MACCIH entre el año 2015-16. JOH inició su mandato en medio de dos acusaciones: primero, el fraude electoral del 2013; segundo, el descalabro del sistema de la seguridad social de Honduras. Sin embargo, dos, fueron sus banderas mediáticas: el combate a la corrupción, y el combate al crimen organizado ¿realmente ha ocurrido esto? Definitivamente, no. La primera dinámica (combate a la corrupción), ha servido para limpiar la cara del gobierno de Honduras a nivel internacional, y para que los negocios más sucios de los nacionalistas salieran a la luz, en los informes elaborados por la MACCIH: el caso pandora y otros.
La segunda dinámica (combate al crimen organizado), fue una estrategia que tuvo dos puntos de inflexiones: la entrega de los capos de la droga hondureños a EUA, y la consolidación del cartel nacionalista de los Hernández. En algún momento, JOH pareció salir a flote impunemente y bien librado de la justicia hondureña y la persecución de EUA; sin embargo, los narcos comenzaron a hablar en tierras Yanquis, y EUA (experto en asuntos de espionaje) tenía bajo la mira, un nuevo destape contra el gobierno de JOH.
Mediante varias violaciones descaradas a la Constitución de la República de Honduras, JOH, se postula para un segundo mandato de manera ilegal. Honduras, vivió en el año 2017 un nuevo fraude y crisis poselectoral, que alarmó a las élites hondureñas, llevando al país al borde de un colapso social y económico, debido a la magnitud que tomaron las protestas a nivel nacional. Una vez más, el liderazgo de la Alianza de Oposición contra la Dictadura (comandada por Manuel Zelaya y Salvador Nasralla), resultaron incompetentes ante la coyuntura. Mientras el pueblo se mantuvo firme en las calles (durante tres semanas en el mes de diciembre), los líderes de la oposición llamaron a una tregua, debido a las fiestas navideñas, lo que le dio un respiro a la dictadura.
La costa norte, estaba totalmente paralizada, al grado de que JOH fue llamado por los empresarios a San Pedro Sula (La capital industrial de Honduras), para diseñar una estrategia, y contener el ímpetu de las protestas del pueblo hondureño a nivel nacional. La gente estaba decidida a comerse los tamales en la calle. Una antesala a la noche buena hondureña, fueron los famosos cacerolazos. Las manifestaciones culturales de la resistencia social, fueron parte de la creatividad de protesta del pueblo hondureño. Es más, este ensayo no pudo recabar la explosión cultural que se ha producido en Honduras a una década del golpe de estado del 2009. No obstante, el golpe del 2009 nos dejó grupos musicales, poetas y poesías anónimas, pinturas, grafitis callejeros, libros, canciones emblemáticas –JOH es pa fuera que vas del compositor Macario Mejía– y un cantico nacional que dice Fuera JOH. Desde la perspectiva crítica de la historia cultural se puede hacer todo un análisis de los insumos culturales de esta década.
9. Trabajos académicos sobre el golpe de Estado del 2009 al 2019
Mis observaciones como apunte al principio no son académicas. Son apreciaciones de alguien que ha tratado de ser buen observador. Sin embargo, recién se conmemoraron los diez años del golpe de estado del 2009, varios colegas han hecho esfuerzos por interpretar esta caótica década.
Por medio de CLACSO, se desarrolló una compilación de ensayos con puntos de vistas de académicos hondureños y extranjeros llamado Golpe de estado y crisis política en Honduras (Gori, 2019). Igualmente, el colega Daniel Vásquez, quien cursa estudios de doctorado en el extranjero, aporta al estudio de esta década en su artículo académico denominado Honduras, El «populismo refundador» de Zelaya y su relación con la izquierda, proporcionando una visión sociopolítica de las tensiones sociales en Honduras (Vasquez, 2018). El Dr. Rolando Sierra Fonseca –representante de FLACSO en Honduras– también ha dado sus apreciaciones sobre la situación social hondureña en la misma temporalidad en su trabajo Honduras del golpe de estado de 2009 a la crisis continuada (Fonseca, 2019).
Sobre el golpe de estado del 2009, hay dos publicaciones importantes de historiadores hondureños, llevadas a cabo en su momento, por el profesor Guillermo Varela (Osorio, 2010) y el destacado historiador Dr. Darío Euraque (Euraque, 2010). Pocas fueron las reflexiones que salieron a la luz sobre el golpe de estado del 2009, de manera inmediata. Recuerdo al historiador José Edgardo Cal Montoya, señalar esto en una de sus intervenciones en el congreso científico que celebro en Honduras en septiembre del 2009, mientras las secuelas del golpe de estado estaban en pleno desarrolló. De hecho, el historiador José Cal, nos dejará un pequeño análisis sobre el golpe de estado del 2009 (Montoya, 2010). La disque academia hondureña, fue bastante pusilánime y evidentemente tardó en reaccionar frente a tal hecho. Sin embargo, los intelectuales orgánicos de la derecha hondureña, si pusieron manos a la obra para dar sus opiniones sobre el golpe de estado del 2009, desde su discurso oligárquico y mal intencionado. Juan Ramón Martínez –quien ha sido un duro crítico de Manuel Zelaya desde sus editoriales en el diario la Tribuna– fue uno de los primeros cuando pario su trabajo Itinerario de una caída; las recomendaciones que no escuchó Zelaya (Martínez, 2009).
Por otro lado, en Honduras se han producido algunos trabajos en materia de derechos humanos. Algunos bajo la conducción del estado (Barillas, 2011) y otros por organismo de derechos humanos independientes nacionales –como COFADEH– o extranjeros (Watch, 2010). Radio progreso también ha mantenido una línea editorial que se puede consultar en su revista Envió. El sociólogo hondureño Eugenio Sosa, también ha producido varios trabajos que se engloban dentro de este análisis.
No obstante, también el expresidente Manuel Zelaya nos ha proporcionado los por menores, de cómo él vivió el golpe de estado del 2009. El 28 de junio del 2019, el partido LIBRE, hizo un evento cultural en donde se presentó el libro de vivencias de Manuel Zelaya, llamado El golpe de estado 28J, con un valor nada desdeñable.
Es increíble como el tiempo se torna irreversible. La primera manifestación acompañada de represión, en la que estuve presente fue el 29 de junio del 2009, cuando fuimos desalojados con los manifestantes. Allí, sonaba una canción del grupo Venezolano Guaraguaos que decía “Esta es realidad de nuestros países, no esperes que finalice, porque no va terminar. Latinoamericano llego la hora, que esta gente explotadora la tenemos que. Guarapapa, parirugua.” (Guaraguaro). Ese día, se creó un movimiento social que ha dado la lucha en esta década extraña llena de rencores y pasiones encontradas. El más afectado ha sido el pueblo hondureño.
Conclusiones: Reacomodo de las élites y alianzas políticas
Las relaciones de poder en Honduras entre las élites, han dado giros inesperados: primero, ha habido un replanteamiento del bipartidismo en Honduras, siendo el PN, el principal negociador de las relaciones de poder entre empresa privada, crimen organizado, y políticos tradicionales. El gran perdedor en la última década, ha sido el PL, que se ha convertido en una tercera y cuarta fuerza política a nivel nacional. No obstante, han surgido nuevas fuerzas políticas, con propuestos que han despertado expectativas en la ciudadanía. Este es el caso de LIBRE, el PAC, y la Alianza de oposición contra la dictadura que ganó las elecciones en el 2017.
Segundo, la empresa privada, también parece tener rupturas irreconciliables con algunos sectores de la burguesía nacional. ¿Por qué la familia Rosenthal fue arrinconada por el PN, al grado de quitarle todos sus bienes, cerrar una serie de empresas del Grupo Continental? La familia Rosenthal fue atacada brutalmente por el régimen nacionalista, por supuestos vínculos con el narcotráfico. Empero, al Grupo Financiero Ficohsa –acusado de tener vínculos también con el narcotráfico– jamás se le ha tocado un céntimo de sus inversiones a nivel nacional. Es más, la familia Átala ha tenido un acercamiento bastante fuerte con el régimen nacionalista. No hay que olvidar el proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca, estaba en manos de esta familia poderosa en Honduras, a la que se le acusa de ser actores intelectuales de la muerte de Berta Cáceres (1971-2016).
Los movimientos de la empresa privada con el PN, han tenido momentos de convergencia y de divergencia. Las élites del poder hondureñas mantienen como línea política negarnos legitimidad en procesos políticos a los hondureños. El apoyo del COHEP, a dos procesos electorales amañados ha llevado a Honduras a crisis sociales bastante complejas. No obstante el apoyo de la empresa privada hondureña ha tenido serios sacrificios: un excesivo y rígido sistema tributario –que ha afectado al pequeño microempresario– un tasón de seguridad que no ha tenido ningún efecto en nuestro país, pues el crimen organizado sigue operando a sus anchas en Honduras, y desde luego, las grandes pérdidas económicas en las manifestaciones sociales de gran envergadura.
Tercero, los militares se presentan en este cuadro de cambio social, como el brazo de represión de las élites. Habían estado en sus cuarteles por mucho tiempo. Sin embargo, desde el 2009 salieron para reprimir, perseguir, allanar, torturar, violar y matar a una población noble y desarmada, que ha salido a manifestarse ante cada escenario de injusticia social generalizada.
Cuarto, las élites religiosas también han jugado un papel excepcional para mantener el estatus quo. La iglesia católica y evangélica, se han puesto de lado del poder, al apoyar el golpe de estado del 2009, y los recientes fraudes electorales. Me llama la atención el protagonismo que ha tenido la iglesia evangélica en este proceso, pues en la actualidad es la iglesia de mayor crecimiento en Honduras. Muchos pastores desde sus púlpitos, han conducido el actuar político de sus feligreses. Tal es el caso de pastores como: Evelio Reyes, de la iglesia Vida Abundante; y Misael Argeñal, de la iglesia La Cosecha. El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, ha dado su peor rostro en estos diez años. Siempre ha salido a la defensa del estatus quo, en las homilías que lleva a cabo cada domingo en la Basílica de Suyapa, en Tegucigalpa. En conclusión, ambas tendencias cristianas han tenido un peso importante en la toma de decisiones políticas a nivel nacional; a veces a favor del régimen, y en contra.
Quinto, la narco dictadura. Si, esa narco dictadura como la llama el pueblo hondureño, ha sido expuesta por EUA, en los distintos juicios contra los líderes de los carteles del narco tráfico que operaban en Honduras. Entre ellos, está el cartel de los Hernández. Por lo tanto, el movimiento social ha luchado no solo contra las élites políticas, económicas, militares y religiosas. No, definitivamente no. También han luchado contra el crimen organizado, quienes han contribuido para alterar los resultados de las últimas tres elecciones en Honduras.
Me da nostalgia pensar el cumulo de personas que han ofrendado sus vidas, por el cambio social en la última década. Que los académicos, militares, y políticos, los vean como estadísticas para nosotros son seres humanos. No obstante, yo me quedo con la alegría de andar en una manifestación social. Me quedo, con los momentos de solidaridad en que nos tuvimos que hacer un solo nudo, en los momentos más duros de la represión. Me quedo con la participación que ha tenido la juventud en las diferentes olas de protesta social: las generaciones pos golpe y pos crisis electoral.
Sin embargo, el movimiento social hondureño debe de reflexionar los errores que han cometido. Porque en varios momentos los grupos de poder han estado a punto de colapsar y los líderes han llamado a la tregua. Ejemplo de ello, fue la rebelión nacional del 2017. A la memoria de cada soñador y luchador social que ya no está con nosotros van estas líneas.
NOTAS:
[1] Nombre que se le ha dado en la jerga popular a este político del Partido Nacional. Cabe recalcar que Pepe Lobo perteneció al Partido Comunista de Honduras, en su juventud y termino en el partido más conservador de Honduras.
[2] Bajo ese eslogan, giro la propuesta política de Manuel Zelaya Rosales durante su gobierno.
[3] Así le llama la prensa nacional y el pueblo a Manuel Zelaya Rosales.
[4] Estos dos países han sido el eje del mal en el discurso imperialista de EUA, en las primeras dos décadas del siglo XXI. El mismo ha sido retomado por los partidos derechistas en toda Latinoamérica.
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